El deportista siente un hormigueo que recorre su cuerpo. Una corriente de baja frecuencia, muy débil, se desplaza por los músculos, que como reacción se tensan y se refuerzan. Este es el principio básico de lo que en medicina se denomina Electroestimulación Muscular (EMS, en sus siglas en inglés) .
“Hay varios estudios con resultados muy positivos”, dice Heinz Kleinöder, profesor de ciencias del deporte en la ciudad alemana de Colonia. Generalmente, este entrenamiento está centrado en algunos grupos musculares individuales. Por ejemplo, a través de electrodos pegados en la pierna sólo se estimula el muslo. Una variante más novedosa es el entrenamiento EMS de cuerpo entero, donde se usan impulsos eléctricos para estimular al mismo tiempo varios grupos musculares, desde los muslos hasta los hombros.
En Berlín, quienes se entrenan en el gimnasio de la cadena Bodystreet se dejan observar desde la acera a través de un gran escaparate. Vestidos con un pantalón especial de ciclista, absorbente, y una camiseta, les colocan un chaleco humedecido lleno de electrodos. En los muslos, el abdomen, la espalda y los brazos hay contactos en los que se introducen cables delgados; un conducto más grueso está conectado con el equipo EMS.”Quienes no deben en absoluto hacer el entrenamiento EMS son las personas que llevan un marcapasos, mujeres embarazadas y enfermos de infecciones bacterianas o virales”, explica Yvonne Kröhl, entrenadora y directora de la filial berlinesa de Bodystreet. Las personas con otras patologías, como la diabetes, deben consultar al médico. “Actualmente, la mayoría de los médicos ya conocen este método y son capaces de evaluar los riesgos”, dice Johannes Pommerien, experto alemán en EMS.Según el propietario de la filial de Bodystreet en Berlín, Christian Musche, hacer este entrenamiento una vez a la semana es suficiente. El entrenamiento no debe durar más de 20 minutos, agrega el científico deportivo Kleinöder. Este experto también recomienda la EMS a quienes practican deportes de masas: “Permite desarrollar muy bien la conciencia corporal”.
Los que practican el entrenamiento EMS pueden localizar exactamente el impulso eléctrico que se envía a los músculos a través de los electrodos y la tela conductora del chaleco. Kleinöder recomienda además un movimiento coordinado, pero siempre bajo la supervisión de un instructor. “Generalmente, son los fabricantes de los equipos los que forman a los entrenadores”, explica Pommerien. Las personas interesadas deberían solicitar esta información al proveedor, afirma el experto.
Para la primera sesión de entrenamiento se requiere mucha coordinación. Hay que acostumbrarse al impulso eléctrico que se siente y cuya intensidad varía. “A partir de la segunda sesión de entrenamiento se aprende a jugar con este estímulo”, dice Kleinöder.
Presionando contra el impulso eléctrico, el entrenamiento se hace más intenso y se obtienen más rápidamente buenos resultados. La EMS promete también un efecto de adelgazamiento o, en función del tipo de músculos que se estimulen, la eliminación de arrugas en ciertas partes del cuerpo. Sin embargo, no existen estudios independientes que confirmen estos beneficios adicionales.
La EMS tiene su origen en la medicina. El profesor Holger Schmitt, especialista en medicina deportiva, aplica este método después de una operación de los ligamentos cruzados, por ejemplo, como complemento de la clásica fisioterapia.
“Sin embargo, no es una panacea y tampoco funciona en todas las personas”, admite. También en la medicina faltan aún estudios más amplios sobre la eficacia de la electroestimulación muscular. Por otra parte, según Schmitt, este entrenamiento no conlleva casi ningún riesgo, siempre que se realice con asistencia profesional.