Conciencia Ecológica

¿Ves todo limpio? ¡Así debe estar cuando te marches!

Anónimo

Por Marisú Ramírez

No sólo en época de vacaciones, día, tras día, nos esmeramos por mantener nuestro Puerto Vallarta limpio. Ser los mejores anfitriones para los miles de turistas que nos congratulan con su preferencia, es una indescriptible distinción, además de una gran responsabilidad.

En realidad, es muy lindo vacacionar, sí; pero ─siempre existe un ¡pero!─ En este caso el inconveniente, es la exorbitante cantidad de basura y deshechos humanos que se generan por la gran movilidad de personas de las principales ciudades del país.

Ríos, playas, montañas, bosques, y en general destinos turísticos y arqueológicos de toda índole, se ven completamente saturados de visitantes. Después del éxodo, miles de toneladas de basura serán arrojadas en carreteras, ríos y playas; un verdadero desastre natural, sin razón de ser y totalmente innecesario, ya que es por todos conocido el impacto ambiental y las consecuencias negativas para la flora y fauna; tanto terrestre como marina.

Amiel Henri Frédéric, sostiene que si existe algún conflicto entre el mundo natural y el moral, entre la realidad y la conciencia, la conciencia es la que debe llevar la razón. En el interior del país, es cuestionado en demasía que cuando los mexicanos viajamos al extranjero cumplimos con las normas ecológicas de los diferentes países que visitamos, pero en nuestro propio país el acatamiento es nulo. La pregunta obligaba es ¿Cuál es la razón de tan nefasto comportamiento hacia nuestro propio país? Excusas, son muchas; y son sólo eso, excusas. No existe ningún argumento válido que justifique semejante comportamiento.

Investigando un poco al respecto de la cultura ecológica en otros países, encontré que en Japón ─considerado uno de los países más limpios del mundo─ son casi inexistentes los botes para la basura. La razón es porque entre los japoneses existe la conciencia de que la basura que se genera es propia. Tú la generas por lo tanto, la basura es tuya.

¿Cómo es esto posible? Es muy sencillo, si compras un café en un vaso desechable, el japonés no depositará el envase en un contenedor inexistente en las calles, el nipón guardará y llevará consigo el vaso desechable hasta su hogar, donde estará obligado a darle el tratamiento que corresponde a las normas establecidas en la ciudad para la recolección y posterior tratamiento de residuos.

Por lo tanto, es una cuestión de conciencia ecológica. Michel de Montaigne menciona que la conciencia hace que nos descubramos, que nos denunciemos o nos acusemos a nosotros mismos, y a falta de testigos declara contra nosotros. Lo cual puede traducirse, en que al crear conciencia ecológica, jamás volveremos a arrojar basura en algún sitio público, sin importar si alguien nos está observando o no. Lo importante es que nos observemos nosotros mismos. ¡Una gran paradoja!

En la redes sociales, han surgido campañas de concientización, donde ponen fotografías del antes y después de la visita de los turistas, tanto nacionales como extranjeros. Con frases como #InformarParaEducar y #PorElPuertoQueQueremos, “Cuida las playas de Puerto Vallarta”, entre otras.

El problema con los turistas extranjeros es que si ven que los nacionales no respetan sus entornos, ellos tampoco se sienten obligados a hacerlo. Por lo tanto, demostremos que amamos nuestra tierra, demostremos que somos ciudadanos conscientes que infunden y respetan el medio ambiente, como una obligación moral de generar conciencia ecológica que vaya más allá de campañas puntuales, que aunque todo ayuda, en realidad sólo una educación y determinación firme logrará que amemos la naturaleza y contribuyamos a su preservación.

Nuevamente es cuestión de valores, de actitudes que inculquen el respeto por la naturaleza. Exijamos respeto, protección y conservación de nuestros entornos naturales. ¡No hay excusa! masryram@msn.com

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