Una “clásica” victoria de la mano de Messi

Un triplete de Lionel Messi resucitó al Barcelona en un clásico grandioso de fútbol, goles y polémica, que acabó  con remontada azulgrana para bajar del liderato al Real Madrid, cortar  la racha sin perder de Carlo Ancelotti -31 partidos- y dar el liderato  al Atlético de Madrid en una Liga de tres.

El clásico  respondió con fútbol a la grandeza de un duelo gigantesco. Intensidad,  goles y rivalidad en uno de los enfrentamientos más bonitos del mundo  que no decepcionó a nadie. El Barcelona tiró de orgullo para silenciar a  los que faltan el respeto señalando a un fin de ciclo. Como si un ciclo  se pudiese finalizar con Messi en el campo. El Real Madrid rescató su  velocidad punta más alta para entremezclarla en la coctelera con su  pegada.
Carlo Ancelotti llegó a la casa blanca con perfil de  pacificador. Su figura abarca mucho más. Su mano de entrenador, en las  antípodas del ‘estilo Mou’, conduce al Real Madrid a pelear con fe por  un triplete histórico. Sin ruido pero con fútbol. Alejado de las  polémicas. Con un equipo que se recita de memoria cuando hace meses se  esperaba una artimaña diferente en cada clásico para conseguir recortar  la distancia que separaba a dos enemigos eternos.
Picado en su  orgullo saltó al Bernabéu el Barcelona. Con la firme intención de  mostrar que a su estilo aún le queda vida y dar vida al cuestionado  ‘Tata’ Martino. Salió por el balón para cargar su último cartucho. Con  una superioridad clave en el centro del campo gracias a la presencia de  Cesc. Era el factor desequilibrante. Entre líneas hizo sufrir a la  defensa madridista y correr a sus medios tras el balón. Sus pases en  profundidad desequilibraron. Las ayudas defensivas de los hombres de  arriba no llegaban y el duelo tomaba color azulgrana.
Iniesta  en el costado izquierdo y Neymar en el derecho encontraron espacios a  espaldas de Carvajal y Marcelo. Neymar perdonó su ocasión. Iniesta  fusiló a la red la suya. Su primer gol en un clásico en el Bernabéu  tardó en llegar, pero levantaba al Barcelona cuando venían mal dadas en  Liga. Intercambiaba papeles con Messi. El argentino asistió con guante  de seda y Andrés soltaba un latigazo con su zurda. Arriba. Imparable  para Diego.
Había aceptado el intercambio de golpes un Real  Madrid que renunció de inicio al centro del campo. Juego directo y  velocidad pura de Bale y Cristiano. Al ritmo enloquecido de Di María que  condujo a su equipo a la reacción. El contragolpe es una herencia que  sale de forma natural. En el vértigo apareció la figura de Benzema, más  matador que nunca. Perdonó la primera, antes del tempranero gol del  Barça. Chutó a manos de Valdés la segunda. A las nubes la tercera, con  todo a favor tras una brillante jugada del ‘fideo’.
Habían  dado con el punto débil azulgrana en el partido. Álves fue superado  siempre por Di María y tembló cuando se incorporó Marcelo. Sólo faltaba  afinar la puntería y mejorar en defensa porque los balones de Cesc  hacían temblar los cimientos blancos. Messi avisaba con un disparo  cruzado que no encontró puerta. Al mínimo desajuste aparecía el  argentino. Pepe salió a presionar, el espacio creado provocaba una  ocasión.
En ese panorama también la tuvo Neymar que plasmó en  el terreno de juego su pérdida de confianza. Alejado del jugador  desequilibrante que fichó el Barça, afectado por todo lo que ha rodeado  su fichaje. Se quedó sólo contra Marcelo que iba al césped. Pudo  recortar, pisar el esférico como tantas otras veces hizo y sentenciar el  Clásico. Se precipitó y chutó al cuerpo de su compatriota.
El  Real Madrid se había salvado y le llegó la hora de golpear. Pese a la  falta de control en su juego añorando la figura de Modric, que se  desgañitaba en la continua recuperación de balones. Lo hizo con Di  María. De la nada inventó un centro medido a la cabeza de Benzema que ya  no perdonó.
Desataba la locura en el Bernabéu Di María,  asfixiado por la fiebre que sufrió en la semana. Nada más ser atendido y  recuperar oxígeno enganchó otra vez el esférico, lanzó otra carrera que  vio Marcelo y su paso encontró el regalo de Mascherano, que midió mal  en su salto, el control perfecto con el muslo de Benzema y el remate  imparable con derecha del francés. Era el minuto 24. En 240 segundos  había dado la vuelta al marcador el Real Madrid.
Era un  castigo excesivo al Barcelona, que aturdido pudo caer a la lona. Otra  vez Di María se marchó de Álves y encontró a Benzema. El disparo con la  izquierda esta vez encontró un pie salvador de Piqué. Fue cuando  apareció Messi para lanzar un grito de fútbol al mundo. Cuando peor lo  pasaba su equipo pidió la pelota, afrontó rivales, lanzó una pared a  Neymar y marcó con un chut duro, abajo, un tanto psicológico a tres  minutos del descanso.
Nacía el segundo acto con todo por  decidir. Con el Real Madrid retrasando unos metros como estrategia para  explotar su velocidad. Ancelotti comprobó que fue bien en el primer acto  y con Xabi Alonso alejado de su mejor versión, se agarró al juego  directo. Así dejó Bale su mejor acción, marchándose de los rivales con  poderío y encontrando el desmarque de Benzema al espacio. El disparo fue  centrado y lo sacó Valdés.
Antecedió a la polémica que  siempre acompaña a un clásico y que dará mucho que hablar. Primero  tuvieron argumentos para quejarse los azulgrana. Undiano Mallenco pitó  penalti un derribo fuera del área de Álves a Cristiano. El portugués no  desaprovechó el regalo para volver a poner en ventaja al Real Madrid en  un partido enloquecido.
Valdés adquirió protagonismo en su  último clásico liguero. El lujo de Benzema, con un taconazo excelso, lo  culminó Bale con un disparo que sacó el portero azulgrana. Iniesta rozó  la escuadra con un disparo desde la frontal antes de que el duelo  quedase condicionado. Una genialidad de Messi con un pase increíble  entre líneas dejó solo a Neymar en una acción que salvó su mal partido.  Cuando iba a rematar ante Diego López fue desequilibrado por Ramos en  una acción discutida. Penalti y roja directa. Gol de Messi y empate a  tres. 25 minutos por delante de sufrimiento local.
Reculó  metros el Real Madrid. Salió Varane por Benzema. Se limitó a defender y  esperar el final del partido. El empate le valía y acabó perdiendo.  Álves intentó arreglar su mala noche con un disparo que repelió el poste  y a seis minutos del final, de nuevo el genio Iniesta salió de la  lámpara. Encaró a Carvajal y fue derribado por Xabi Alonso dentro del  área. Segundo penalti y Messi colocando un disparo de resurrección en la  escuadra. Máximo goleador de la historia del clásico español,  incendiando la Liga con un triplete que deja el pulso por la Liga más  bonito de Europa.

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