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Ramón Frías Frías
Cuchara grande
Hace seis años, los senadores de la LX Legislatura, rechazaron el beneficio de contar con un automóvil a costa del presupuesto del Senado y en la actual LXII existe un presupuesto de 32 millones de pesos para dotar a los legisladores de un automóvil y no se ha informado si aceptaron o hubo quien rechazara la oferta.
Los costosos personajes que ponen sobre los escaños sus honorables traseros, ahora cuestan un 53 por ciento más que sus antecesores, dado que en 2006 les daban 193 mil 673 pesos y ahora el presupuesto para grupo parlamentario es de 276 mil, aunque en septiembre y octubre el costo aumentó un 9.6 por ciento.
La Tesorería del Senado informa que tiene en su presupuesto para los primeros cuatro meses de trabajo con 174 millones 600 mil pesos, sin que esto cuente para los 126 mil pesos mensuales netos que se embuchaca cada uno de nuestros legisladores de la Cámara Alta.
El mismo reporte indica que en septiembre se repartieron 37.9 millones de pesos para los grupos parlamentarios incluidos 32 millones de pesos para la compra de automóvil para cada uno y otros 3.2 millones para que cada senador tenga una computadora personal.
El presupuesto de octubre y noviembre, la distribución fue de 75.8 millones de pesos para los grupos parlamentarios, lo cual sería destinado a consultorías, gastos de comunicación social, viajes y reuniones.
El aguinaldo de los senadores será de 228 mil 590 pesos para cada uno y un fondo de 29 millones 259 mil pesos, y la mala noticia es que el aguinaldo será proporcional a los cuatro meses, por lo cual “solamente” recibirán 80 mil pesos, porque ya les dieron a los de la LXI Legislatura también su parte proporcional.
Cuentan además los legisladores del Senado, con un millón 200 mil pesos para tres meses de vales de gasolina; 28 millones 800 mil pesos para el pago de sus asesores personales, así como 23 millones 40 mil pesos más para cubrir los gastos de las oficinas de atención ciudadana que los 128 deben tener.
En 2006 cada comisión recibía 140 mil pesos mensuales, canalizados al grupo parlamentario que preside la comisión y en este 2012, cada comisión recibe 306 mil 48 pesos mensuales, lo cual significa un incremento en seis años, del 118 por ciento.
Dice el panista yucateco Daniel Ávila Ruiz, que sus ingresos mensuales son por 311 mil 443 pesos lo cual no incluye los 306 mil 48 pesos extra que se entrega sólo a los 62 senadores que presiden comisiones.
El ingreso se desglosa en 171 mil443.80 pesos correspondientes a su dieta mensual; 75 mil pesos para el pago de asesores; 60 mil pesos adicionales para la atención ciudadana y cinco mil pesos para vales de gasolina.
Por eso dicen que los partidos políticos son un gran negocio y no es tanta la honestidad valiente presumida por López Obrador, quien ya instaló el Congreso Nacional de Morena a fin de transformarla en partido político y demandó a sus delegados que formen un partido sin vicios, fantoches ni políticos webones o achichincles.
Fueron mil 800 delegados de 2 mil 500 electos en todo el país y que ayer habrían aprobado los documentos básicos, estatutos del nuevo partido y elección de todos los cargos de la Comisión de Honestidad y Justicia, así como la dirigencia nacional.
Acompañaron al virtual dirigente nacional del nuevo partido político, Manuel Bartlett, Layda Sansores, Porfirio Muñoz Ledo, Martín Esparza, Ricardo Cantú, José Agustín Ortiz Pinchetti y David Monreal entre otros personajes.
Y lo bueno como siempre sucede en los partidos políticos, sentenció el Peje que al terminar el Congreso de Morena, deberán definir una estrategia de captación de recursos económicos para el sostenimiento de la nueva organización y organizar una campaña de afiliación para engrosar sus filas.
¿De dónde saldrán los militantes de Morena si fue un galimatías la conformación de coaliciones para las candidaturas de izquierda?
En Jalisco los emecistas presumen como bastiones, los municipios de Puerto Vallarta, Tlajomulco y la zona metropolitana de Guadalajara, pero es el municipio base de Alfaro, el que podría darle una buena cantidad de militantes al partido de López Obrador.
Y como Puerto Vallarta, tampoco el gobierno municipal ha podido arrancar, porque pareciera que los pelones están malditos, y es Tlajomulco, municipio con gobierno priísta, luego perredista y ahora emecista, donde sus habitantes no están nada contentos con sus dos últimos gobiernos.
Tlajomulco crece poblacionalmente casi a la par de García, Nuevo León, municipio conurbado de Monterrey, lo cual representa un gran negocio para los gobiernos municipales, principalmente los dos últimos, ejemplo de lo cual es el fraccionamiento Santa Fe, con unos 80 mil habitantes.
El propio gobierno municipal informa que hay 422 fraccionamientos, lo cual significa un crecimiento de diez por año a partir de 1970, pero es en los últimos diez años cuando se construyeron al menos 200 unidades habitacionales.
Fue en el 70 cuando se construyó El Palomar, que se anunciaba como ciudad turística y residencial y por ahora es de alto pedorraje, no así los de Santa Fe, Chulavista y Los Silos, que son de los últimos ocho o diez años, son focos rojos en materia de inseguridad, con largo historial de homicidios, robos, violencia y marginación.
El Infonavit informa que de cada diez créditos para vivienda en la zona metropolitana, al menos seis se ejercen para inmuebles en Tlajomulco, pero una de cada tres está deshabitada y se convierten en botín y refugio de malandrines.
El Inegi informa que en Tlajomulco hay 171 mil 710 casas habitación, de las cuales 57 mil 151 se encuentran deshabitadas, dato que coincide con el informe del Instituto Mexicano de la Competitividad, lo cual indica que Tlajomulco es el municipio con más viviendas deshabitadas del país.
El municipio emblema del Movimiento Ciudadano, cuenta con 636 kilómetros cuadrados de extensión territorial, más de tres veces el tamaño de Guadalajara, pero con 416 mil habitantes entre los fraccionamientos y comunidades dispersas.
El pelón que ahora preside el Ayuntamiento, Ismael del Toro, afirma que si las viviendas ahora desocupadas y abandonadas tuvieran habitantes, entonces el presupuesto no alcanzaría para proporcionar los servicios básicos.
De por sí la tasa de crecimiento poblacional es de 12.3 por ciento anual, según información del Índice de Desarrollo Humano en México, pero el presupuesto per cápita de ese municipio, es de los más pobres del país.