El Papa Francisco llegó el lunes a Brasil en su primer viaje internacional desde su elección en marzo y pidió abrir espacios para los jóvenes en tiempos de creciente desempleo y descontento social.
El Pontífice argentino de 76 años causó furor al recorrer el centro de Río de Janeiro en un modesto automóvil que fue cercado por decenas de personas, en escenas de confusión que expusieron los riesgos de seguridad de su estilo informal.
Francisco será esta semana el protagonista de la Jornada Mundial de la Juventud, un festival de misas y peregrinaciones para promover la evangelización que podría atraer a más de 1,5 millones de católicos de todo el mundo.
“La juventud es la ventana por la que el futuro entra en el mundo”, dijo el Papa en un discurso ante la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, en el palacio del gobernador de Río de Janeiro. “Y por eso nos impone grandes desafíos”.
“Nuestra generación se demostrará a la altura de la promesa contenida en cada joven cuando sepa abrirles espacios”, añadió.
Más temprano, en el avión que lo llevaba a Brasil, Francisco marcó el tono de su discurso al declarar a periodistas que temía una generación perdida de jóvenes por culpa del desempleo.
El Papa aterrizó en el país con más católicos del mundo aún convulsionado por masivas protestas contra la corrupción, malos servicios públicos y los gastos excesivos en los preparativos de eventos como la Copa Mundial del 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016.
En su discurso de bienvenida, Rousseff por su parte destacó los avances sociales que sacaron a 30 millones de brasileños de la pobreza en la última década de bonanza económica, pero aludió también a las manifestaciones que han desplomado su alta popularidad.
“Sabemos que podemos encarar nuevos desafíos y volver nuestra realidad cada vez mejor”, dijo. “Ese fue el sentimiento que movilizó en las últimas semanas a centenares de miles de jóvenes a salir a las calles”, añadió.