El grupo guerrillero Ejército Popular Revolucionario (EPR) acusó al Ejército Mexicano de haber emprendido una acción de contrainsurgencia para infiltrar las movilizaciones del pasado 20 de noviembre y generar actos de provocación que justificaran la acción policial contra las personas que reclamaban por la presentación con vida de los normalistas de Ayotzinapa.
En un nuevo y extenso comunicado firmado por la Comandancia General del EPR, el grupo señaló que los supuestos “grupos anarquistas” son en realidad fuerzas paramilitares que han actuado durante el presente sexenio para desalentar lo que denominan como una “legítima protesta social”.
“Probado está que tanto el 1 de diciembre de 2012 y el 20 de noviembre del presente año, el ejército sembró e infiltró a los provocadores y después se desató la venganza policíaco-militar contra el pueblo que salió a manifestarse. Es una reedición del halconazo de 1971, el mismo modus operandi, los militares en acción represiva haciéndose pasar como manifestantes”, acusó el EPR.
La detención y consignación de 11 personas por delitos como motín y asociación delictuosa, añadió el EPR, va más allá de la arbitrariedad y la criminalización de la protesta, pues su objetivo es frenar la solidaridad con las víctimas de Ayotzinapa y con lo que denominan como un “crimen de Estado”.
El grupo guerrillero defendió las acciones que han emprendido algunos movimientos como la toma de casetas o los bloqueos carreteros, y criticó a los distintos sectores que referencia a que solo las movilizaciones pacíficas son legítimas. Además, respaldó las acciones de personas que se cubren el rostro.
“Las medidas de protección colectiva son más que necesarias, la capucha, el paliacate, el rostro cubierto son símbolos de la resistencia y la dignidad popular, nada tienen que ver con el embozamiento de los rostros militares o paramilitares que hacen apología y culto a la muerte”, subrayó el EPR.
En ese contexto hizo una convocatoria abierta para que se continúe con la “resistencia popular combativa” y se continúen emprendiendo formas de lucha que “pongan un freno a la violencia institucionalizada”.