Un atentado suicida en un parque donde cientos de cristianos comenzaban a celebrar la Pascua dejó, según las primeras informaciones, al menos 52 personas muertas en la ciudad de Lahore, en Pakistán. “La naturaleza del ataque no está clara”, dijo Mohammed Usman, un alto oficial administrativo de la ciudad, a la agencia de noticias AFP. Usman cifró en 61 el total de heridos por la explosión, aunque posteriormente se habló de al menos 150.
“Un suicida hizo explotar las bombas que portaba en el parque Gulshan Iqbal”, dijo, por su parte, el portavoz policial del área, Mohamed Salim. El ataque fue realizado en el estacionamiento del lugar, frente a la puerta de salida y a pocos metros de unos columpios para niños. “La mayoría de los muertos y heridos son mujeres y niños”, dijo el superintendente policial de la zona, Mustansar Feroz.
Muchos de los lesionados están en condiciones críticas, dijo un encargado de sanidad a la agencia AP. Si bien las sospechas apuntan a un atentado suicida, las investigaciones determinarán fehacientemente qué originó la explosión. El jefe policial Haider Ashraf dijo que el parque era resguardado por policías y guardias privados. Imágenes mostradas por la televisión reflejaban el caos vivido tras el ataque, con decenas de personas corriendo en todas direcciones y cargando bebés o niños.
Sin responsables
“Estamos en situación de guerra y siempre hay una amenaza general, pero no teníamos una alerta específica para este lugar”, agregó Ashraf. El ataque parece haber tenido como objetivo a los cristianos, aunque las autoridades no han querido especular sobre la naturaleza de la acción terrorista ni contra quién iba dirigido. Hasta el momento, ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad de la acción.
Pakistán, un país con capacidad nuclear de 190 millones de personas, enfrenta la violencia de insurgentes talibanes, bandas criminales y grupos sectarios. En 2014, Pakistán lanzó una ofensiva contra los talibanes y combatientes yihadistas asociados en Waziristán del Norte, buscando privarlos de las zonas de refugio desde las que lanzan ataques en Pakistán y Afganistán. Sin embargo, Lahore y sus alrededores suele ser una región muy tranquila, donde se encuentra -además- el corazón de la base política del primer ministro Nawaz Sharif.