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Irlanda derrotó a Alemania por 1-0, gracias a un contragolpe fulminante en el minuto 70 que le dio la vuelta a un partido que los campeones del mundo habían dominado aunque les faltó profundidad y pegada para definir el partido a su favor.
Alemania se apropió del balón desde el principio y procuró llegar combinando al área irlandesa. Ya en la primera jugada, se dio la primera incursión al área y un defensa tuvo que desviar saque de esquina un centro de Marco Reus.
En el minuto 8, en otro saque de esquina -ya era el tercero- llegó la primera ocasión con un remate de cabeza de Jerome Boateng por encima del larguero.
En el minuto 13 vino una ocasión más clara con un remate desde la frontal de Ilkay Gündogan en el que un defensa alcanzó a atravesar el cuerpo.
El plan irlandés parecía ser esperar atrás, mandar balonazos largos a la mitad alemana y luego empezar a presionar en busca de sacar ventaja con la segunda jugada.
Alemania presionaba pero trataba de llegar demasiado por el centro, donde los irlandeses se amontonaban.
Cuando Alemania lo intentó por las bandas, como con un centro de Mathias Ginter desde la derecha en el minuto 16, en el que Keogh metió el pie cuando Mario Götze se disponía a rematar dentro del área pequeña, hubo peligro.
Lo mismo ocurrió en el minuto 40, con un centro de Thomas Müller a Mesut Özil, que remató ligeramente desviado.
En la segunda parte Irlanda se mostró más atrevida desde el comienzo y apareció con más frecuencia en la mitad alemana.
