Teléfono satelital fue clave para capturar al “Chapo”

Los servicios de inteligencia de México, asistidos por la agencia antidrogas estadounidense, DEA, lograron ubicar y capturar al narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán gracias a las señales de su teléfono satelital, informaron medios locales citando fuentes gubernamentales.

De acuerdo con los reportes, el primer eslabón de la cadena de hechos que condujeron al arresto de Guzmán fue la detención, el 12 de febrero en Puebla, del narcotraficante Daniel Fernández Domínguez, alias “El Pelacas”.

Al momento de su detención, Fernández tenía en su poder 20 teléfonos celulares, varios de ellos con registros de llamadas a números con la clave de Sinaloa.

Los servicios de inteligencia de la Procuraduría General de la República (PGR, fiscalía) y de la Secretaría de Marina determinaron que algunos de esos números pertenecían a los miembros del equipo de seguridad de Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los principales líderes del cártel de Sinaloa y aparente sucesor de Guzmán.

Esa información permitió capturar el 13 de febrero a Joel Enrique Sandoval Romero, “El 19”, jefe de seguridad de Zambada, junto con algunos de sus subordinados en el municipio de Reforma, Sinaloa.

El teléfono de uno de los miembros del equipo de Sandoval tenía un número telefónico que, según aseguró a sus interrogadores, pertenecía a “El Chapo”.

El periódico Reforma reportó que fue en este punto que la DEA ofreció apoyo tecnológico, con geolocalizadores de última generación, para ubicar el aparato que usaba Guzmán, un teléfono satelital.

El pasado 17 de febrero el aparato fue ubicado cuando Guzmán lo encendió para hacer una llamada pidiendo ayuda para escapar de Culiacán, la capital de Sinaloa.

Los agentes federales y efectivos de la Marina llegaron al domicilio de donde partió la llamada, donde encontraron túneles que comunicaban con el sistema de drenaje, por los que el capo presumiblemente había escapado.

Ese mismo día el teléfono fue ubicado en Mazatlán, y desde entonces los agentes federales se dedicaron durante varios días a estudiar los movimientos del capo y esperar el mejor momento para actuar, de tal forma que no volviera a escapar.

“Se le siguió durante toda la semana, se le acechó y definimos una acción con bisturí”, señaló a Reforma una fuente involucrada en la operación.

Finalmente, la mañana del sábado efectivos de fuerzas especiales de la Marina irrumpieron en el edificio de condominios Miramar, en Mazatlán, donde sorprendieron en la planta baja a Carlos Manuel Hoo Ramírez, guardaespaldas de Guzmán, quien los condujo al departamento 401 en el cuarto piso.

Según el reporte de un diario mexicano, los marinos subieron silenciosamente por el elevador y las escaleras. Abrieron la puerta de madera del departamento con fuerza, pero sin estruendo, rompiendo la cerradura.

En una de las habitaciones estaba acostado en la cama un hombre de bigote con una camiseta roja, que trató de alcanzar un rifle automático apoyado en una pared, sin conseguirlo.

El individuo forcejeó y recibió algunos golpes, y finalmente fue sometido. Joaquín “El Chapo” Guzmán, el narcotraficante más buscado por México y Estados Unidos, había sido capturado.

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