En entidades como Guerrero, Oaxaca y Chiapas se han presentado actos violentos en lo que va de la jornada electoral, dejando claro que la violencia es un protagonista del proceso electivo 2015.
Quizá los casos más graves han ocurrido en Tixtla, Guerrero, donde maestros de la Coordinadora Estatal de los Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG), padres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa y alumnos de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos quemaron material de 28 casillas electorales, de un total de 54 casillas que debían instalarse en el municipio.
En un lugar conocido como El Yunque, también en Guerrero, se registró un enfrentamiento entre habitantes que querían emitir su voto contra normalistas y maestros de la CETEG, cuando estudiantes y profesores intentaron robar material electoral, por lo que los ciudadanos lo impidieron arrojándoles piedras.
En Oaxaca, al menos unos 100 encapuchados han boicoteado las elecciones ante la presencia de más de 1,500 federales y militares encargados de resguardar la seguridad de la jornada electoral.
El presidente del Consejo Local del Instituto Nacional Electoral en Oaxaca, Roberto Cardiel, reportó que se cerraron 206 casillas al no existir condiciones de seguridad para llevar a cabo la votación. De éstas, 51 fueron destruidas en su totalidad.
En Chiapas la contienda electoral inició con la toma de radiodifusoras, así como con quema de material electoral y de casilla en el municipio de Ocosingo, además de la cancelación de la elección en Venustiano Carranza por este mismo hecho.
La junta local del Instituto Nacional Electoral (INE) en Chiapas ha reportado más de 300 incidentes que van desde la apertura con retardo de las casillas, hasta la quema de ellas en tres municipios.
En estados como Jalisco, Michoacán, Tamaulipas, entidades consideradas focos rojos en esta jornada electoral, las elecciones se han desarrollado con tranquilidad.