En partido correspondiente a la última fecha FIFA de cara a Brasil 2014; México y Nigeria ofrecieron un empate con tintes grises, pero que sirvió para observar en acción a los elementos “europeos” con la base establecida de Miguel Herrera.
El primer tiempo inició con México aferrándose al balón. Era dueño y amo del esférico más no de las situaciones y el partido. Eso lo hizo Nigeria, quien esperaba e invitaba al Tri en propio campo para ahí apretarlos y robarles el balón. Tras conseguir esto, los africanos rompían al espacio y en velocidad aprovechando la desventaja numérica de los aztecas, quienes sufrieron demás en estos despliegues. Lo que obligó a Guillermo Ochoa intervenir y sacar a la luz sus ya conocidas virtudes. Mismas que lo colocaron como uno de los mejores jugadores del encuentro.
Poco a poco México fue controlando el partido, cuidando más la pelota y haciendo entregas más seguras. Esto generó que Nigeria no repitiera el patrón de juego que en los primeros minutos mostró, generando bastante peligro.
Pese a que el Tri tenía mayor control y seguridad, no lograba generar volumen de juego. Le costaba mucho crear jugadas ofensivas y llegar a zonas de riesgo. Así que la primera parte terminó 0-0.
Para el segundo tiempo, Miguel Herrera optó por hacer cambios. Situación que siempre rompe el ritmo de los partidos. Esto hizo que el tránsito del juego se hiciera brumoso y aburrido. Los jugadores mostraban poca conjunción y continuidad en las jugadas, aunque provocando ciertas acciones de peligro en marco contrario, pero sin obtener su cometido: el gol. Factor que nunca llegó, terminando el encuentro con un frio 0-0 en el marcador.