Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano presentó su renuncia irrevocable como miembro del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
En una carta dirigida al Consejo Nacional del sol azteca, Cárdenas destacó que el pasado día 17 hizo del conocimiento del Comité Ejecutivo Nacional del partido una carta abierta en la que señalaba desacuerdos en la forma de conducción del partido y respecto a decisiones tomadas por el nuevo Comité Ejecutivo.
“Desacuerdos que, más allá de aquellos relativos a las coyunturas actuales, había manifestado públicamente, ante instancias de decisión del partido, en diversas ocasiones, desde años atrás”.
Cárdenas manifiesta que aun cuando esperaba que se abriera un debate interno sobre sus planteamientos, la respuesta de las dirigencias del partido fue el silencio.
El fundador del PRD indica que no hubo “ningún cambio en los mecanismos de toma de decisiones al interior de la organización. Por el contrario, en sucesivas reformas estatutarias, fue consolidándose el sistema de cuotas y pesos relativos para tomar decisiones y abrir a partir de ellos las oportunidades de participación en procesos internos o externos a los propios miembros del partido”.
Tras la reunión que sostuvo este martes con el actual líder nacional del PRD, Carlos Navarrete y el secretario general, Héctor Bautista, el excandidato presidencial señala que “puso de manifiesto una vez más que mantenemos profundas diferencias en nuestras visiones de cómo enfrentar los problemas internos del partido, en particular las medidas que deben adoptarse para recuperar la credibilidad de la organización y de manera especial de sus dirigentes ante la opinión pública, indispensables para lograr su reposicionamiento como una verdadera opción política de carácter y alcances nacionales, única forma en que le sea útil al país”, afirma.
“Quiero aprovechar para expresar a los militantes del partido que esta decisión obedece al propósito de mantener congruencia con mis principios, lo que sólo a mí corresponde y no está para ser sometido a decisión ajena, individual o colectiva que lo haga en función de mayoría y minoría.
“Quiero decirles también, que ante la disyuntiva de correr el riesgo de compartir responsabilidades de decisiones tomadas por miopía, oportunismo o autocomplacencia, en las que no haya tenido cabida la autocrítica, he preferido correr el riesgo de recibir críticas, válidas o no según se les quiera ver, y optar por decidir de acuerdo a los principios que he sostenido y me han servido de guía en mi comportamiento público y privado”, agregó.