Ejercer la libertad de expresión en México sobre temas de seguridad y delincuencia organizada es una sentencia de muerte porque destapan negocios vinculados con políticos y redes criminales, aseguró Edgardo Buscaglia, director del International Law and Economic Development Center e investigador principal en Derecho y Economía en la Universidad de Columbia en Estados Unidos.
En una entrevista para la radiodifusora australiana SBS, Buscaglia dijo que en el país existe un “pacto de impunidad entre la política y la delincuencia organizada que ha cobrado la vida de periodistas y activistas.
“Es un proceso que se enmarca en un pacto de impunidad, existen políticos que a través de llamadas telefónicas piden que no se investigue a sus aliados”, señaló el investigador.
Sostuvo que México está viviendo una “epidemia” de asesinatos de periodistas, que en la mayoría de los casos la motivación del homicidio o feminicidio, en el caso de las mujeres, es que están investigando crímenes ligados a corrupción política y delincuencia organizada.
Eduardo Buscaglia indicó que es muy difícil ejercer la libertad de expresión en México. “El periodista que quiera investigar sobre ciertos temas debe de pertenecer a medios poderosos como The New York Times o Financial Times, en donde las mafias de gobiernos en México sepan que si asesinan a ese periodista, su nombre aparecerá en las portadas de los periódicos internacionales”.
Refirió que el Gobierno mexicano está más preocupado en mantener una imagen de que aquí no pasa nada ante los grandes inversores de Estados Unidos y Europa.
El académico precisó que en la medida que un periodista esté vinculado a redes internacionales de medios estará mejor protegido, sin embargo, adelantó que si sigue creciendo la violencia en México, los ataques que viven los trabajadores de la prensa en el país podría extenderse a sus colegas internacionales.
“Si la violencia y corrupción sigue creciendo en México, esta violencia que hoy viven los periodistas mexicanos es posible que la vivan sus colegas del extranjero, como la vivieron en Colombia e Italia”, planteó.