Pedro regala la Supercopa al Barcelona

El Barcelona se alzó con la Supercopa de Europa, el primero de los seis títulos a los que opta esta temporada, tras derrotar en la prórroga al Sevilla (5-4), en una auténtica fiesta del fútbol español que se decidió el futbolista que está a punto de abandonar el club: Pedro Rodríguez.

Tuvo que ser el futbolista canario, que está a horas punto de abandonar el Barcelona, el que pusiera el broche a los 115 minutos ante el júbilo de los 55.000 aficionados que llenaron las gradas del estadio del Dinamo de Tiflis, que no dejaron de animar al equipo de Luis Enrique.

El campeón de Europa, en el que Lionel Messi marcó dos bellos goles a balón parado en los primeros quince minutos, sudó la victoria, ya que el Sevilla se adelantó en el marcador a los tres minutos y posteriormente logró remontar un marcador desfavorable de 4-1 en el segundo tiempo.

De esta forma, el Barcelona de Luis Enrique logra el póker de títulos en lo que va de año -liga, copa, liga de campeones y el título de esta noche-, se acerca al sextete e iguala con el AC Milan en el historial de Supercopas de Europa con cinco entorchados.

Todas las estrategias de los dos equipos se fueron al traste al poco de comenzar el partido con el golazo del argentino Ever Banega, cuyo impecable saque de falta al borde del área hizo inútil la estirada del portero azulgrana a los tres minutos.

Los sevillistas se las prometían felices, pero su alegría apenas les duro un suspiro, ya que Messi devolvió el empate en el marcador tres minutos después devolviendo la falta perfecta a su compatriota argentino.

El uruguayo Luis Suárez provocó de manera muy inteligente una falta al borde del área, una posición inmejorable para el zurdo argentino, que rompió las telarañas de la portería defendida por Beto.

“Messi, Messi, Messi”, coreaban los aficionados barcelonistas en el estadio del Dinamo Tiflis provenientes de todos los rincones del planeta fútbol segundos antes de que el astro argentino tirara la falta, en una auténtica premonición.

A partir de ahí, el campeón de Europa se sintió cómodo y comenzó a hilvanar jugadas, ante lo que los defensas sevillanos sólo podían recurrir a la falta. Así, al cuarto de hora, una falta cometida sobre el croata Rakitic a varios metros del borde del área parecía acabar con las esperanzas de los andaluces.

De nuevo Messi volvió a dejar claro porqué es para muchos el mejor jugador de la historia, al marcar de rosca en otro disparo de falta, aunque Beto reaccionó tarde y pudo hacer algo más.

Los aficionados no se lo creían. Dos golazos de falta de Messi en menos de diez minutos. El técnico rival, Unai Emery, se desesperaba en la banda, mientras su equipo era incapaz de cruzar el centro del campo con el balón controlado, ya que Reyes, un futbolista capaz de cambiar el sino de un partido, apenas entraba en juego desactivado tras un gran inicio.

Los blaugranas parecían jugar en el Camp Nou, ya que la afición únicamente coreaba las jugadas de Messi y es que cada pelota que tocaba causaba un incendio en la zaga rival. Sólo al final de la primera parte, el Sevilla se desperezó, superó la presión del Barcelona y por las bandas estuvo a punto de empatar.

Precisamente, una jugada por la banda de Vitolo acabó en un pase ajustadísimo que tuvo que ser despejado casi en la línea de gol por Alves a los 41 minutos. Solo uno después llegó un duro castigo. Un pase largo fue aprovechado por Luis Suárez para romper el fuera de juego y plantarse delante de Beto, pero éste despejó su disparo raso, aunque el peligro no acabó ahí.

Lejos de frustrarse, el uruguayo esperó la llegada de refuerzos y dio un magnífico pase entre las piernas del defensa que le encaró que fue aprovechado por Rafinha, que se había internado en el área como una exhalación, para finiquitar la primera parte.

La segunda parte comenzó como acabó la primera, es decir, con un nuevo gol de la engrasada máquina azulgrana, aunque a ello también contribuyó la errática defensa sevillista. Suárez aprovechó el regalo para marcar con un disparo raso tras recibir el balón en el corazón del área grande de manos del recuperador Busquets (min.52).

Entonces, aunque tarde para su equipo, reapareció el veterano Reyes para marcar con la derecha un impecable centro de Vitolo (min.57), el mejor de su equipo. Emery recurrió al ucraniano Konoplyanka y justo después el Sevilla metió el miedo en el cuerpo de un Barcelona que pagó caro su exceso de confianza. Marcó Gameiro tras un innecesario penalti de Mathieu (min.72).

El siguiente cambio también fue providencial, ya que el italiano Inmobile, que se le escapó incomprensiblemente a Bartra, se sacó de la chistera un pase de gol que no desaprovechó Konoplyanka para poner el increíble empate a cuatro a ocho minutos del final.

Si nadie lo remediaba, estábamos condenados a la prórroga, y Messi estuvo a punto de lograrlo de nuevo a balón parado, pero el balón rozó la cruceta.

Ya en la prórroga, Luis Enrique dio entrada a Pedro en un intento de corregir el desbarajuste que provocaron sus propios cambios durante el tiempo reglamentario, cambio que cambiaría el destino de la final. Messi parecía cansado y, consecuentemente, desde mediada la segunda parte al campeón de Europa pareció cogerle una depresión y le faltaron ideas para romper la defensa rival, pero ahí estaba Pedro. Reapareció a tiempo para marcar de manera oportunista después de que Beto hiciera una fenomenal parada ante un duro disparo de Messi.

El Sevilla no se rindió y pudo haber empatado en el descuento, pero primero Coke de cabeza y luego Ramí, remató fuera al borde del área pequeña con la portería completamente vacía. Nada más ser designado capitán del equipo, Iniesta tuvo así la oportunidad de levantar su primera copa con ese brazalete e igualar a Xavi en número de títulos a lo largo de su carrera con 28 títulos.

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