“Esto es cosa sería y superarnos es el chiste”, es el lema de batalla de la Unión Mexicana de Payasos sin Fronteras. Su director es Martín Eliseo Rodríguez Aguirre, aunque con ese nombre lo conoce sólo el Instituto Nacional Electoral, hasta su familia le llama “Chispín”.
Capitalino, su carrera de payaso tuvo un inicio atípico dentro del seno de una familia con educación castrense, todos eran militares. A los 9 años fue su primera actuación en un festival infantil de la primaria Eva Sámano, escuela con aires marciales en el Campo Militar 1. Considera que le debe al ejército la disciplina.
Su iniciador formal fue Rafael Pimentel, el doctor de “Tienda tras Tienda”, con él aprendió a enmascarar la tristeza, hasta que llegó el momento de tomar partido por una clase social, porque dentro del mundo de los payasos, también las hay: carablancas, augustos y vagabundos.
Los primeros, son los sabelotodo, nunca reciben un pastelazo, elegantes dirigen el espectáculo; los augustos llevan peluca, traje de cuadros, son tontos; se les conoce también como los bobos de pista. No eran opciones para el joven Chispín, porque tenía clase, mas no era arrogante, era ingenuo, pero jamás iluso. Él nació para ser “Vagabundo” la clase con más clase del mundo social polichinela y saltimbanqui.
El vagabundo es un payaso que fue más elitista que un carablanca, es fino, elegante, pero cayó en desgracia, por eso tiene su traje parchado, acostumbra viajar en tren, se desgarra el vestuario por el uso, se ha dejado la barba, por eso la tiene negra y cuando come los labios le quedan blancos, la nariz está siempre roja por los continuos resfriados.
Asignada ya su condición de payaso vagabundo, Chispín ha sido fiel a su premisa de viajar, ha actuado prácticamente en todo México, incluso en Belice, ha recibido reconocimientos de autoridades, actuado en cine y programas de televisión. Sabedor que ser payaso es más que una profesión, se dedica a instruir con talleres de risioterapia, dicción, preparación corporal, zancos, monociclos, malabares.
Durante los días 22 y 23 de abril, estuvo en nuestra ciudad dando cátedra en el Centro Cultural Cuale, dentro de las actividades del programa “Si a la vida, previniendo el suicidio”. Su organización, la Unión Mexicana de Payasos sin Fronteras, cuenta con treinta integrantes.
“Entretener es un apostolado que me gusta, hacer reír es lo más difícil que hay, pero muy satisfactorio cuando se consigue, y yo, lo consigo siempre”, dice entre carcajadas Martín Eliseo “Chispín”, quien asegura que los años no lo hacen viejo, sino un clásico.