El nombre de Magaly Fregoso Ortiz en Puerto Vallarta, que ha brillado como una estrella con su propia luz, no se entendería sin personajes ya ligados al destino en el ámbito político y social, como el mismo ex alcalde de Ayutla, Ramón Guerrero Martínez, que se ganó junto con ella la voluntad mayoritaria de los ciudadanos de la ciudad más cosmopolita de Jalisco, en las históricas elecciones de 2012.
Originaria del vecino estado de Nayarit, la también hija de Ricardo Fregoso Monteón y de Irma Ortiz Bañuelos, recuerda su estricta formación escolar y académica, que la llevó a obtener junto con sus otras tres hermanas los primeros lugares en la escuela, y el ser desde siempre distinguidas alumnas, orgullo de sus padres, ambos maestros de profesión.
“Su mejor inversión con nosotros fue la educación”, dice segura de que fue lo que mejor pudieron hacer sus progenitores por ellas, las cuatro hermanas.
Con fuertes raíces en el estado nayarita, la ahora pata salada por adopción antes de alcanzar la universidad emigró junto con su familia a los Estados Unidos, donde estudió el high school y retornó a la tierra de sus orígenes para concluir la etapa del bachillerato.
Fue en la universidad, en el Centro Universitario de la Costa, donde Magaly Fregoso Ortiz se manifiesta en todo su ser de alumna destacada de la carrera de Derecho, y donde ella adopta su ideario social y político partidista desde la oposición, no solo en el Partido Acción Nacional sino con gente abierta y trabajadora como Ramón Guerrero Martínez, un joven fuereño, un desconocido que se volvería muy popular entre los estudiantes y entre la población en general.
Magaly Fregoso reconoce que hizo equipo tres años atrás o más con el entonces candidato a la presidencia municipal de Puerto Vallarta, Ignacio Guzmán García, con el entonces candidato a la diputación federal, Juan José Cuevas García, y con el entonces candidato, —casi un desconocido—, Ramón Guerrero, que buscaba ser diputado por el distrito con cabecera en Puerto Vallarta.
“Era trabajador. Cómo hacemos para mejorar las colonias, cómo hacemos para que se mejoren las calles”, esboza de esta manera el empuje y el entusiasmo de Ramón Guerrero por ganarse el corazón de los vallartenses, a diferencia de los políticos apagados y pretextosos para no hacer algo por el destino.
Ahora que ya ganaron el gobierno, del otro lado dice ella cuando se ve increpando al gobierno, ahora admite la difícil tarea de cambiar las instituciones desde dentro, incluido el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia de Puerto Vallarta, institución que encontró a su llegada anquilosada y llena de una mentalidad mercantilista de clientelismo político.