El Tigres de México cedió en casa un empate sin goles ante el River Plate de Argentina en la ida de la final de la Copa Libertadores que dejó para la vuelta en Buenos Aires al campeón de la Copa Libertadores de América.
El empate dejó la moneda en el aire en esta final que comenzó en el Universitario del Tigres y terminará en el Monumental del River, sin concesiones y sin ventajas de goles de visitantes en caso de persistir la igualada.
La falta de goles no desmereció el partido, que fue muy disputado que vio a un Tigres que falló sus mejores oportunidades y un River que tuvo momentos buenos en los dos tiempos y nunca se rindió en la defensiva.
La determinación del River y la decisión del Tigres se notaron desde el inicio del partido, que se saldó en un primer tiempo con una dura disputa por el centro del campo y pocas oportunidades, pero sin mucha claridad en el predominio.
El River fue más y lo demostró cuando tuvo un par de balones parados que pusieron a trabajar al guardameta Nahuel Guzmán, quien además les apagó el intento de Maidana, al rematar un tiro de esquina que cayó en terreno dividido.
El panorama se les oscureció al 17 cuando Funes Mori estuvo cerca de marcar en propia meta al pretender cortar un centro que rebanó u el balón salió directo al larguero ante la expectación de sus compañeros.
Un remate de cabeza de Rafael Sobis directo a las manos del portero del River y un disparo sin rumbo y elevado del francés André Gignac al 23 fueron lo mejor que ofreció Tigres en los primeros 45 minutos.
La pausa decretada por el árbitro al 25 para que los jugadores se refrescaran ante las altas temperaturas registrada en Monterrey, cercanas a los 30 grados centígrados y la lesión del mexicano Hugo Ayala al 40, cuando salió de cambio, marcaron la pauta previo al descanso.
Al regreso, el River Plate tuvo 15 minutos muy buenos y se apoderó del control de juego, pero el Tigres los atajó rápido y le dio la vuelta para el 60 ya se notaba apenas un ligero predominio
El Tigres mantuvo el equilibrio del partido, aunque no fueron de lo mejor en su ataque porque sus jugadores enfrentaron una marca muy apretada que les permitió tener pocos espacios y poca comunicación con la pelota.
El mexicano Jürgen Damm falló la mas clara a cinco minutos del final cuando recibió un pase de Sobis que lo dejó solo ante el portero, pero exageró en el número de toques y cuando sacó su disparo ya estaba poblada el área de defensas rivales.