La lucha y las acciones que emprendieron los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos hace un año, comenzaron a cobrar la factura en su salud.
Del grupo de los 43 padres, 18 presentan ya una condición deteriorada por hipertensión y diabetes, casos que se les complicó con el ayuno que sostuvieron por 43 horas en el zócalo de la Ciudad de México.
El abogado de los padres y del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan, Vidulfo Rosales Sierra, explicó que la condición de salud se ha ido complicando conforme pasan los días.
Durante el desarrollo de la huelga de hambre, nueve padres se descompensaron y presentaron un “foco rojo” por la gravedad de su situación; “nueve más (presentan) una situación moderada pero tienen un cuadro complicado por diabetes e hipertensión”, dijo Rosales a CNNMéxico.
El abogado afirmó que la angustia y el dolor durante este año de la desaparición de los normalistas ha complicado la condición de salud de los padres, de los cuales 26 están viviendo por completo en la Normal Rural de Ayotzinapa Raúl Isidro Burgos en el municipio de Tixtla.
“Ha sido un impacto muy fuerte al que se han sometido. De los padres, 17 son de Tixtla y entonces van y vienen, de su casa a la normal, pero un 70% del tiempo se la pasan en actividades. Es un año de mucha complicación y sus enfermedades pasan a segundo plano con toda la angustia que tienen”, dijo.
Melitón Ortega, tío de Mauricio Ortega, normalista desaparecido, afirmó que el dolor “sigue ahí” y que esa falta de tranquilidad es lo que ha enfermado a los padres de los 43 normalistas, quienes han dejado su vida en sus pueblos por mantenerse en la Normal Rural de Ayotzinapa.
“En este año, desde que pasó este hecho lamentable, nuestra vida ha cambiado completamente, de todos los que estamos aquí, dejamos nuestras actividades cotidianas, el campo, todo y además por estar aquí pues se han incrementado las enfermedades de los padres, sobre todo la diabetes, se ha agudizado”, relató a CNNMéxico.
Melitón Ortega explicó que también presentan casos de cuadros de gastritis y presión alta por la preocupación sobre el paradero de los 43 normalistas.
“Ese cúmulo de desesperación tiene una consecuencia, y nos ponemos a pensar qué les hicieron, en dónde están, si los hacen sufrir, es difícil”, apuntó.
43 estudiantes normalistas desaparecieron el 26 de septiembre 2014, presuntamente a manos de policías municipales aliados con narcotraficantes.
Una versión de la PGR reportó que los jóvenes murieron y sus cuerpos fueron cremados en un basurero de Cocula, pero este informe fue refutado por un grupo de expertos independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.