Italia se llevó el tercer lugar de la Confederaciones

El encuentro que definía el tercer y cuarto puesto de la Copa Confederaciones enfrentaba a dos equipos que habían sido más que dignos semifinalistas. Uruguay e Italia tuvieron importantes posibilidades de ganar sus partidos frente a Brasil y España, respectivamente. Sin embargo, ninguno lo consiguió. Ambos estuvieron cerca de la final, pero por limitaciones colectivas, poca puntería de sus atacantes o falta de suerte, la Celeste y la Azzurra se quedaron en el camino, por lo que debían definir quién se subía al último lugar del podio.

Después de una emocionante semifinal ante el local, que terminó en triunfo brasileño por un cabezazo de Paulinho en los últimos minutos, los dirigidos por Oscar Washington Tabárez arribaban al duelo ante los de Cesare Prandelli con la intención de, al menos, llevarse la medalla de bronce de un certamen que afrontaron con más dudas que certezas respecto a su nivel. Por su parte, los italianos buscaban despedirse del torneo con una alegría, luego de quedar a un paso de eliminar a la vigente campeona mundial y europea, España, que pasó por penales.

En este contexto, y en un estadio Fonte Nova con varios claros en las tribunas, Italia y Uruguay salieron desde el inicio del encuentro a intentar imponer su juego. Y en parte, cada uno empezó cumpliendo con lo que pretendía: el equipo de Prandelli dominaba la pelota y el de Tabárez esperaba a encontrar alguna posibilidad de contragolpe con su tridente letal Forlán -por izquierda, Cavani -por el centro- y Luis Suárez -por derecha-.

Hasta que promediando el primer tiempo, a los 24′, Diamanti ejecutó un tiro libre con forma de centro, la pelota se elevó demasiado, dio en el travesaño y rebotó en la espalda de Muslera para que Astori sólo tuviera que empujarla al fondo del arco. La Azzurra, que a esa altura era un poco más que el conjunto charrúa, se adelantaba en el resultado con bastante fortuna e indudable justicia, ya que dominaba la posesión del balón y generaba peligro, mientras el rival sólo llegaba de a ráfagas y en ocasiones contadas.

En la recta final del primer tiempo, no se dieron respiro. Tras el 1-0, los papeles se invirtieron: mientras que Uruguay comenzó a buscar el empate por todos los flancos, Italia pensó, se defendió bien e intentó encontrar de contragolpe el segundo tanto. No obstante, la historia no cambió y se fueron al entretiempo con la victoria parcial italiana, pero con la certeza de que la segunda parte sería todavía más intensa.

Ya en el complemento, el trámite del partido no empezó como se podía prever. Es que la selección italiana retomó el control y dominio de la pelota, mientras que la campeona de América salió a buscar el empate, pero apostando más a una contra certera que a una jugada de elaboración. Y cuando iban 58′ y aún no había ocurrido nada relevante, apareció Cavani, aprovechando una mala salida del fondo italiano y un gran pase de Gargano, para demostrar que Uruguay estaba con vida.

Tras el 1-1, la Celeste no desaceleró. Al contrario, adelantó sus líneas y aumentó la presión, sin descuidarse, con buena organización defensiva y aún mejor en ataque, donde amenazaba con la presencia de Forlán, Suárez y Cavani. Esa primera mitad del segundo tiempo fue, tal vez, el momento en el que los uruguayos más empujaron a los italianos contra su área.

Pero como el fútbol no sabe de merecimientos, en el mejor momento de Uruguay, llegó el golpe inesperado. A los 73′, gran ejecución de Diamanti por encima de la barrera, imposible para Muslera, que voló pero nada pudo hacer. La Azzurra se ponía 2-1, pero ni así desinflaba la ilusión charrúa, que respondía cinco minutos más tarde mediante otro tiro libre que se encargó de colocar Cavani en el ángulo superior derecho de Buffon. Si el de Diamanti había sido un golazo, el del delantero del Napoli no tuvo nada que envidiarle.

La recta final fue tan emocionante como el resto del encuentro, pero el resultado no se modificó. Así llegó el tiempo suplementario, en el que ninguno de los equipos bajó los brazos y con las energías que les quedaban, fueron por la victoria. Pero como los sudamericanos venían de jugar otra batalla en semifinales ante Brasil e Italia había llegado a penales contra España, las cuestiones físicas comenzaron a influir y durante los 30 minutos de tiempo extra, la intensidad del partido bajó considerablemente, al punto de que el 2-2 no varió y se fueron a los penales.

Y en la tómbola desde los doce pasos, el que estuvo más preciso fue Italia, que tuvo en Buffon al héroe de la tanda, al atajarle los remates a Forlán, Cáceres y Gargano. La Azzurra ganó 3-2 por penales y así se quedó con el tercer puesto de la Copa Confederaciones 2013, luego de un choque repleto de emoción e intensidad.

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