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Por: Ricardo Mendoza Solís
Como lo han señalado muchos teóricos de la comunicación y el periodismo, María del Carmen Fernández Chapou analiza lo que se sigue mencionando como la crisis del periodismo, o también llamado “el naufragio periodístico”.
En su ponencia “La prensa de papel frente a los nuevo medios” realiza un análisis del futuro del periodismo desde el punto de vista de las nuevas tecnologías informativas.
No deja de lado lo multicomentado respecto a que los periódicos desaparecerán a manos del Internet.
Y retoma la crítica respecto a que los mismos medios impresos se están echando la soga al cuello, con información “hueca” y donde, en aras de la inmediatez y la captación de público, presentan al medio la misma información. La ponente habla de “periódicos clonados”.
A lo largo de su escrito, la autora exige a los periodistas actuales que retomen el estilo literario al escribir y que no dejen de lado la creación de artículos de opinión.
A pesar de que los periódicos van más encaminados a un periodismo que venda, la realidad apunta a que la crisis en los medios impresos radica en dos aspectos: el descenso en el hábito de la lectura y la poca confianza que el público tiene en los medios.
Asimismo, tanto en cualquier medio actual, llámese Internet, prensa escrita, radio o televisión, se mantiene la censura y el control de los medios por parte de empresarios poderosos. Ante ello, es muy complicado que el periodista tenga libertad de expresarse y, por tanto, la información deberá servir primero al patrón antes que al público.
Debido a la competencia que tiene con la televisión y el Internet, los medios impresos llenan sus páginas de información de relleno, sin sentido, amarillista, que aburre pero al mismo tiempo le genera beneficios publicitarios.
La inmediatez y la intención de los editores por tener notas al momento evitan la generación de textos de calidad como son los reportajes.
Además, se habla que en estos tiempos el público es cada vez más exigente y crítico. Debido a sonados casos de información plagiada o tergiversada, la gente, llámese lectores, radioescuchas, cibernautas o televidentes, desconfía de los medios.
Se habla de sonados casos en México, en donde periódicos como El Universal o Milenio, con tal de ganar la nota, han sufrido serios golpes contra su credibilidad al publicar información falsa o cuyo contenido, en lugar de beneficiar, crear un mayor conflicto para las partes involucradas en la información. Aquí la ética juega un papel preponderante para revertir la situación de crisis en que se encuentra el periodismo en la actualidad.
Dice la autora que nos encontramos al borde de un nuevo sistema político al que podríamos llamar “mediacracia” o “telecracia”, donde el poder prácticamente lo tienen los medios de comunicación, en concreto la televisión.
A pesar de lo que se dice comúnmente sobre el impacto de las nuevas tecnologías y la reiterada hipótesis de que los periódicos desaparecerán muy pronto, estudios realizados en el extranjero demuestran que la industria de los medios impresos genera ganancias multimillonarias anuales y cuya demanda sigue en aumento. Incluso se habla de que los medios impresos ocupan el primer lugar en impacto publicitario.
Un argumento para detener la idea de la desaparición del periodismo impreso radica en el incipiente poder de penetración del Internet. Se menciona que ninguna tecnología es capaz de romper con un sistema periodístico considerado de antaño como el “cuarto poder”.
Finalmente, la autora cita unas conclusiones de autores españoles en torno al futuro del periodismo. Entre ellas figuran el analizar el objetivo del periodismo como contrapoder, no ver al Internet como una tecnología sustituta, sino como algo que debe motivar a los medios impresos a renovarse en cuanto a su contenido. También dice que debemos evitar la información comodina, tener identidad y trabajar el verdadero periodismo social, local, además de proponer información de calidad y no pensar tanto en lo comercial.
De esta forma, María del Carmen Fernández propone regresar a los viejos modelos periodísticos: independencia, credibilidad, denuncia, investigación, estilo, es decir, recuperar la calidad periodística de antaño.
