Toluca inició siendo fiel al estilo que Cardozo ha tratado de instalar en ADN del equipo. Los Diablos dominaban, generaban muchos pases y le daban un gran peso a la elaboración. El problema fue que Cruz Azul cerraba espacios en propio campo e impedía que Toluca hiciera conexiones verticales.
Con esto, los esmeraldas solo conseguían servicios laterales, de apoyo y hacia atrás. Esto derivó en un juego monótono y lento, con un ritmo muy bajo, salvo cuando La Máquina recuperaba el balón y desplegaba en ofensiva. Ahí, el ritmo subía y era más veloz.
Conforme fue avanzando el primer tiempo, Toluca se vio más débil y controlado posicionalmente por Cruz Azul, quien en un avance violento por izquierda, logró que Marco Fabián asistiera de maravilla a Mariano Pavone, quien solo tuvo que empujar la pelota a la red.
De esta forma, el partido se ponía 0-1 a favor de los azules y provocaba que Toluca hiciera mínimo dos tantos para ganar la final.
Para el segundo tiempo, Toluca se fue con todo al ataque. Cardozo metió a Raúl Nava y sacó a Juan Salgueiro. Movimiento para rellenar el área y buscar centros al área. Posteriormente ingresó Edgar Benítez, quien empató el partido con un bombazo al ángulo derecho de Corona, el cual era el que debió estar protegiendo el portero-
La entrada de Benítez al campo no solo significó el gol, sino también un argumento constante y diferencial en el ataque de los Diablos, quienes orientaban totalmente el juego por izquierda, la zona del paraguayo.
Así que el tiempo fue avanzando y Toluca no lograba el tan ansiado segundo gol, pese a que en varias ocasiones estuvo muy cerca de lograrlo. Con esto, Cruz Azul se coronó en la CONCACAF Liga de Campeones, el torneo más importante de la zona.