Gobernar sin Disfraz
Por J. Mario R. Fuentes
Nuevamente las lealtades y compromisos invaden un sexenio; realmente no hubo sorpresas en la composición del nuevo gabinete presidencial. Llegaron sin disfraz a gobernar, muchos de los “elegidos” cobran facturas, otros estaban en la banca y requerían chamba, los más sabencomo y cuándo dar resultados, tienen experiencia…En Puerto Vallarta no cesan los escarnios contra el presidente municipal, muchos de la mano de intereses abocados a ver como cae un proyecto político diferente al que se nos tenía acostumbrados por años; se requiere mirar con inteligencia lo que se pretende y sus alcances, los colaboradores son pieza importante para que la maquina de gobierno funcione.
Vamos por partes
Primera
Sorprende el inicio de sexenio. Un discurso de esperanza; un grupo de colaboradores con interés preciso de sacar adelante el proyecto nacional de crecimiento y desarrollo sano de la democracia. Solamente falta que las voluntades respondan, se sabe de su capacidad de conciliación, cito un ejemplo, don Emilio Chuayffet Chemor es como cicutapara la maestra Elba Esther Gordillo; hombre sensato, inteligente y con visión política con amplio colmillo y retorcido. En Sedesol la maestra Rosario Robles, la cual en su momento supo asumir su responsabilidad y apartarse del cargo ostentado. El que jala más reflectores es el licenciado Miguel ángel Osorio Chong: responsable de la seguridad nacional, que no es poco decir; con capacidad para eso y para conciliar voluntades políticas. El funcionario más experimentado en los asuntos conferidos. El Gabinete es y será fe y esperanza para un pueblo deseoso de justicia y mejor calidad de vida, el Presidente Peña Nieto lo prometió en su discurso de toma de posesión, seis años serán suficientes para ordenar y prospectar.
Segunda
Detener comentarios infundados, dejar trabajar a Ramón Demetrio Guerrero Martínez, presidente municipal de Puerto Vallarta con un fin único; que funcione el modelo que eligió la democracia ciudadana. Por lo menos en los últimos días hubo de todo, enuncias, bloqueos de opinión y, lo más lastimero del caso; difamaciones al por mayor, eso no es política tiene un nombre desafortunado.
La Última
Gracias a la vida. A mi en lo particular me ha dado mucho en el tiempo. Mi reducido número de amigos fueron mi alegría en momentos infaustos. Perdí la ilusión de compactar una familia, y si tuve muchos intentos, sin mayor fortuna me quede en el camino. Pronto me sacudiré la tristeza para no seguir contaminando más; mi nombre: depresión.