Chivas inició el partido mostrando un repliegue bajo. Invitaban a Tigres a jugar en propio campo para ahí cerrarle espacios, aspecto que los rojiblancos no ejecutaron de gran forma, ya que cedían muchos huecos entre líneas y permitían que los felinos recibieran en zonas peligrosas, aunque sin lograr capitalizar ese aspecto.
Así fue la primera parte, Guadalajara esperaba salir a velocidad, mientras que Tigres dominaba pero pasivamente.
Para la segunda parte, Chivas salió con otra mentalidad, una más agresiva. El repliegue no era tan bajo y de hecho en ciertas facetas, ejercían presión alta. Jugar más adelante les permitió ser más dinámicos y rápidos, pero sin lograr generar peligro nítido en la portería contraria.
Por parte de Tigres, la tónica no cambió mucho. Siguió siendo el dueño del balón y de la posición, aunque igualmente mostrando una capacidad muy tímida para ofender.
Esto generó que el encuentro se fuera diluyendo hasta terminar en un gris empate 0-0.