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Si la semifinal de los 100 metros de Río 2016 fue un paseo para Usain Bolt, la de los 200 tuvo un guión calcado. Situado en la calle 4, tenía a su lado a Andre de Grasse, el canadiense que marcó el mejor tiempo en la serie de clasificación, pero no hubo color. El jamaicano se clasifica sobrado para la final tras marcar su mejor tiempo del año -19.78-.
En los primeros 100 metros ya había ganado en la curva a De Grasse. Finalmente, acabaron tan solo a dos centésimas y parecía que casi iba a remontar al jamaicano, pero nada lejos de la realidad. A mitad de la carrera, Bolt empezó a bajar su ritmo y acabó haciendo en la recta final lo de siempre: mirar cómo iban los demás atletas riéndose.
Sin embargo, De Grasse protagonizó una de las fotos de los Juegos al devolverle la sonrisa a Bolt en el tramo final de la carrera. El jamaicano aguardó fuerzas evidentemente, pero la sonrisa del canadiense invita a pensar que pueda dar la sorpresa en la final. Aunque de momento, lógicamente, el favorito sigue siendo ‘Lightning Bolt’.
