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Por Sandy Arenas
Si alguien sabe lo que significa la palabra trabajo es Benigno Lara Zamora (Winnie). Inició su vida laboral a los 6 años de edad como reciclador. Logró su primer empleo formal a los 9 años en el ayuntamiento de Puerto Vallarta, pero por su corta edad, el entonces presidente municipal, Efrén Calderón Arias, ordenó su despido cuando tenía 11 años de edad, para obligarlo a entrar a la escuela. Pero no fue suficiente para evitar su regresó a la nómina municipal a los 24 años, a Aseo Público, el departamento donde inició como burócrata como campanero siendo solo un niño.
Su trayectoria laboral, que habla por sí misma, nace de las condiciones de vida en el seno de una familia dedicada al reciclaje de la basura. Ellos llegaron provenientes de Guadalajara en busca de trabajo, llegaron de manera literal sin nada, y también literal: “directamente al basurero”, al tiradero de Magisterio. Este lugar fue su escuela de la vida y del trabajo, donde aprendió el oficio del cual su padre es un experto.
No es difícil adivinar que la infancia del popular “Winnie”, estuvo saturada de carencias, con poco que llevar al estómago, sin tener tiempo para la escuela, sin juego, y casi sin juguetes, pues no olvida que cada navidad sus padres tenían que rematar sus antiguos y queridos juguetes para poderles regalar algo en la Noche Buena.
Pese a ser un trabajador nato, Benigno Lara Zamora, quien perdió su primer trabajo en el ayuntamiento en 1987, por mérito propio regresó en febrero de 2001, pero en el trienio 2004-2006 fue víctima de un intento de despido bajo la argucia de un examen falso de antidoping, efectuado por una empresa inexistente en la realidad, que tampoco tenía ningún domicilio en la realidad.
Por su fuera poco su trabajo en Aseo Público, la amarga experiencia de intentar ser corrido mediante una falsa acusación de consumir cocaína, lo condujo a encabezar un movimiento al interior de la administración municipal para que muchos de sus compañeros, acusados también falsamente, fueran reinstalados en sus puestos.
Su calidad como trabajador de Aseo Público y la gran estima que tenían por él sus compañeros que fueron reinstalados, lleva a Benigno, “Winnie”, Lara, a ganar, —por votación de los trabajadores—, una plaza sindical que el mismo sindicato ofreció al departamento.
La plaza sindical de “Winnie” solo habría de durarle un trienio, pues en 2009 fue orillado a renunciar, y salir del ayuntamiento como lo hiciera a los 11 años de edad; lo que sucedió fue que lo querían cambiar de Aseo Público al Rastro Municipal, un lugar ajeno a lo que él sabía hacer. Su pecado fue haber apoyado la candidatura a presidente municipal de Ignacio Guzmán García, y no la de quien resultó ganador en las elecciones de ese año.
Fuera del ayuntamiento, Benigno Lara Zamora, no dejó de trabajar por cuenta propia en el reciclaje de la basura, y se dedicó a apoyar el proyecto de gobierno del entonces diputado local Ramón Guerrero Martínez, quien al ganar la elección en 2012 como presidente municipal de Puerto Vallarta lo llama a colaborar con él, primero como subjefe de Aseo Público, y luego como titular de la dependencia, puesto en el que es ratificado por su gran amigo, Arturo Dávalos Peña. Había logrado su sueño de convertirse en jefe del departamento en que había laborado su mismo padre.
Su experiencia de vida, de muchas carencias en la infancia, lo sensibilizó para que junto con sus hermanos, hermanas, y amigos, dieran forma a una agrupación dedicada a ayudar a la gente más necesitada. Él solo es el ideólogo del proyecto. En realidad reconoce que han sido los apoyos de gente de buena voluntad, de muchos anónimos, quienes han dado frutos de misericordia en beneficio de personas enfermas y de la tercera edad en situación de pobreza. Así nació la asociación “Hermanos, Amigos, y Familia, en ayuda a los más necesitados”.
