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En los últimos años, Angie ha sido más noticia por sus quebrantos de salud que por sus películas, su historia de amor con Brad Pitt o su eterna rivalidad con Jennifer Aniston, que tantos titulares han suscitado en la prensa del corazón. Esa marcada ansiedad alrededor del estado físico de la estrella de Hollywood se agudiza ahora con la aparición de las imágenes de su reciente visita a Myanmar, en las que Jolie lucía más flaca y pálida que nunca, con las venas y los huesos muy a la vista. “Parece un cadáver ambulante”, comentó la crónica del espectáculo en Estados Unidos, al observar cómo la piel flácida y las pronunciadas ojeras le han quitado brillo a su belleza.
De acuerdo con el doctor Stuart Fischer, un importante internista de Nueva York consultado por el National Enquirer, Angelina parece sufrir de caquexia, una condición caracterizada por notable baja de peso por desnutrición, cansancio y atrofia muscular, que puede ser síntoma de enfermedades más graves como cáncer, tuberculosis, infecciones y sida.
Al respecto, el temor que circula entre la familia y los allegados a Angelina es que la predisposición genética al cáncer que ella trató de atajar a través de una mastectomía doble y la extirpación de los ovarios y las trompas de falopio, finalmente le esté ganando la partida.
Los informantes del Enquirer aseguran que la ganadora del premio Óscar se rehúsa a comer, a veces durante todo el día, por lo que prácticamente está en los huesos, con un peso de apenas 37 kilógramos, cuando lo ideal para sus 1,74 de estatura oscila entre los 58 y los 63.
Quienes se inclinan a creer que se trata más que todo de una grave anorexia recuerdan los testimonios aportados en el pasado por una de sus exniñeras y por Cis Rundle, amiga de su madre, Marcheline Bertrand, quien murió de cáncer de ovario. Ellas han contado que en su adolescencia tuvieron que llevar a Angelina de urgencia a hospitales, a causa de ataques provocados por este trastorno alimenticio.
“Angie está jugando con fuego”, reveló la fuente del Enquirer, de acuerdo con la cual sus médicos le advirtieron ya de la posibilidad de que contraiga cáncer de pulmón si no deja de fumar de una vez por todas. De igual forma, vive muy agobiada por el estrés, debido a que tampoco quiere dejar su agitado ritmo de vida, que incluye la crianza de los seis hijos que tiene con el también actor Brad Pitt; su trabajo como actriz, productora y directora, y en especial, su labor humanitaria como enviada especial para los refugiados de la ONU, que la obliga a emprender extenuantes viajes a lugares remotos y caracterizados por la guerra y las duras condiciones de subsistencia. Esto último no contribuye mucho al mantenimiento de su salud, pero, afirman también sus amigos, ella antepone ser la vocera de los que no tienen voz a su propio bienestar.
Así las cosas, dijo el testigo, a Angelina le quedaría un máximo de dos años de vida, es decir, que quizá no alcance a celebrar su cumpleaños número 42, en 2017.
Estos malos presagios, por supuesto, están haciendo mella en su familia. “Los niños ven cómo se le ha caído el pelo a Angie, sus ojos hundidos y lo afectada que se nota y eso los asusta hasta lo más hondo de su corazón”, reveló la fuente del Enquirer. Incluso, le preguntaron a Brad si se va a morir y él les respondió que ella va a ponerse en manos del médico y todo va a mejorar. Pero sus síntomas empeoran y eso profundiza tanto en ellos como en sus amigos el temor de perderla para siempre.
No obstante, sitios de Internet como el portal GossipCop.com desmienten por completo las versiones del Enquirer y citan fuentes también cercanas a ella, las cuales recuerdan que está bien y que su tendencia natural a la delgadez siempre ha sido usada por los tabloides para insinuar su muerte inminente, cada cierto tiempo.
