Entre la población jalisciense gradualmente crece el interés por el consumo de bagre: un pez que se ha aclimatado muy bien a varias regiones del estado. Tan es notable la demanda de bagre, que la producción estatal no es suficiente y se tiene que traer un volumen adicional de Tamaulipas, entidad líder en esta especie.
Al respecto, el biólogo de la Secretaría de Desarrollo Rural de Jalisco (SEDER), Rubén Ruiz Medina, informó que se cuenta con una producción estatal de mil toneladas de bagre de granjas, un monto que no abastece la demanda estatal, por lo que se requiere traer de Tamaulipas un volumen mínimo anual de 100 a 200 toneladas.
Refirió que hay cuatro regiones del estado destacadas por sus climas aptos para la crianza del bagre: Altos Sur, Centro, Sur y sobre todo la Ciénega de Chapala, donde hay todo un corredor gastronómico donde este pez se consume en varios platillos como a las brasas, horneado en hojas de plátano o maíz, o en el tradicional caldo michi.
Ruíz Medina hizo énfasis en que el bagre requiere en su ciclo de crecimiento un lapso de dos meses de horas frío, lo que es un requisito indispensable para que su carne se impregne de mayores contenidos de proteína y de Omega 3 y con ello, contar con mejores condiciones nutricionales a diferencia del que se produce en climas cálidos.
Detalló que el periodo de crecimiento del bagre en condiciones controladas es de diez a catorce meses para enviar al mercado animales de medio kilogramo, lo que eleva sus costos de producción, a diferencia del ciclo más reducido de las tilapias que es de ocho meses.
Ya cuando se mandan al mercado animales de dos kilogramos, los que se prestan para consumo en filetes, se requieren periodos de crianza de dos años, lo que se expresa también en mayor costo.
Retos de más tecnificación
Ruíz Medina también hizo notar que el bagre como negocio, demanda para los acuacultores un avance sustancial en la tecnificación de sus granjas, ya sea en los llamados estanques de tierra o en las jaulas flotantes en los cuerpos de agua, como se ha iniciado en fase experimental en la laguna de Chapala.
Explicó que para invertir en una granja de bagre con enfoque empresarial, hay que aplicar un gasto de 400 a 500 mil pesos para el establecimiento de cinco estanques distribuidos en una hectárea, que dejarán una producción anual de diez toneladas de bagre.
Recordó que para estos proyectos hay apoyos a fin de subsidiar parte del costo de las granjas con la bolsa común de recursos del estado y el Gobierno Federal.
En el caso de la producción en jaulas flotantes, dijo que un dispositivo de diez metros de diámetro tiene un rendimiento de dos toneladas por ciclo, lo que supone una producción intensiva, cuyo equivalente en estanques requiere de dos mil metros cuadrados para un volumen igual de carne.
Citó que la tendencia tecnológica actual en aras de mejores indicadores de inocuidad, contempla cambiar los estanques rústicos por otro tipo de instalaciones en las que se aplique la técnica de la acuaponia para la sustitución periódica de las aguas.
El biólogo explicó que el interés de los productores para generar nuevas inversiones en granjas de bagres, ya sea en estanques o jaulas con mejores parámetros de tecnificación, Jalisco podría ser autosuficiente en esta especie en el plazo cercano.