Grecia está en el ojo de la tormenta desde hace varias semanas. Su crisis se ha agudizado en los últimos días por el cierre de bancos y el límite de 60 euros disponibles para cada habitante en cajeros.
El 30 de junio venció el plazo para que Grecia pagará su deuda al Fondo Monetario Internacional (FMI). Este domingo, los griegos votarán en un referendo para decidir entre más austeridad o una salida de la zona euro. Ambos eventos ya generan una reacción en cadena en los mercados.
Grecia tiene un escaso comercio con México. Si uno mira las estadísticas de los últimos años, México es un país con grandes reservas en las arcas de su banco central que asegura buena liquidez para cualquier crisis.
El gobierno mexicano se precia de tener sus finanzas ordenadas y por lo tanto debemos preguntarnos ¿qué tanto pueden afectar a México las malas noticias provenientes desde este país lejano, pequeño y con pocos intereses para los mexicanos?
En primer lugar, la reacción de los mercados ha sido de una caída generalizada de las bolsas europeas y también de la bolsa estadounidense, caídas de 2 a 3% en Estados Unidos y en Europa de alrededor de 5%, dependiendo de la Bolsa en la zona Euro, principalmente en las grandes como las de Alemania, Francia, España e Italia.
También se observa que los precios de los bonos europeos del país más seguro como Alemania han caído. Los bonos griegos han caído mucho más. Esto hace que el diferencial de las tasas que los inversores exigen por los bonos griegos sobre los alemanes haya crecido.
Las caídas bursátiles y de los precios de los bonos generan un ambiente de desconfianza y adversión al riesgo. El sentimiento es contagioso y aquí es donde la ciencia económica falla, porque los mercados se mueven por psicología de masas y el efecto manada impera.
En los mercados financieros no funcionan las reglas de la economía en donde cuando algo baja de precio genera incremento de la demanda, o cuando sube de precio incremento de la oferta. En los mercados financieros cuando los mercados se caen, la demanda cae y se retrae, y cuando los mercados suben, la demanda se fortalece. Son direccionales bien en contra de la teoría del equilibrio planteado en los claustros universitarios y que es el ABC de la economía.
Por lo tanto, por más que México tenga cuantiosas reservas en sus arcas y nulo comercio con Grecia, si el país heleno genera miedos en los inversores, ese miedo afectará a México al menos en las tres variables financieras más conocidas.
En primer lugar, el dólar americano se ha fortalecido, no solo contra el euro sino contra todas las monedas. Lo ha hecho contra el peso chileno, el peso colombiano, el rublo ruso, es decir, se ha fortalecido con las monedas emergentes y también lo ha hecho con el peso mexicano.
La moneda mexicana es una de la más liquidas y negociadas del mercado emergente con menor intervención, con libre flotación y es la moneda elegida por muchos inversores latinoamericanos para cubrirse en momentos de crisis y de miedos. Esto ya se ha notado la semana pasada cuando el precio del dólar interbancario promediaba 15.35-15.40 pesos. Al cierre de edición alcanzaba los 15.80 pesos, nuevos máximos históricos del dólar contra el peso en términos nominales sin ajuste por inflación.
Creemos que aquí es donde más se sentirán los miedos que pueden producir los mercados por una crisis griega. Mantenemos nuestra proyección a 16.30-16.40 pesos en camino de nuestro objetivo anual para 17-17.50 pesos.
Creemos que el contagio del negativismo puede llevar a generar fuertes compras de dólares por los participantes y empujar las cotizaciones hacia dichos objetivos mencionados en otra columna. Ante la crisis, la probable sugerencia es estar dolarizado.
Con respecto a las tasas de interés que rinden los bonos mexicanos, México por su calificación crediticia está muy lejos de Grecia, pero no tan lejos de Alemania y si los bonos alemanes se caen, pueden contagiar para que haya una fuerte venta de bonos y las tasas se terminen empujando para arriba.
El bono más emblemático de México, el bono M24, tiene una gran zona de resistencia en 6.25-6.30. Si la tasa supera ese nivel, las coberturas deberían hacerse, porque el contagio llevará la tasa hacia arriba independientemente que México tenga sus finanzas ordenadas y sus arcas llenas de reservas para hacer frente a sus obligaciones con los acreedores.
La Bolsa Mexicana de Valores (BMV) también puede afectarse porque si Wall Street utiliza Grecia como excusa para el ajuste que proyectamos de un 15%. Eso también afectará al índice IPC, aunque nuestra visión es que afectará más al EWW el ETF.
Creemos que el gasto lo hará el dólar-peso, más que el IPC, que tiene su soporte en la media de 200 días de 43900 puntos y que es el nivel de referencia para cualquier ajuste.
Ante la crisis, pensamos que hay que estar dolarizados en las carteras y atentos para coberturas con swaps, por si se disparan las tasas y para seguir la media de 200 días en el IPC.
*El autor es director/editor de Ruarte’s Reports y analista de Infosel.