Hechos que asombran al mundo

Existen tres sucesos raros de la ciencia, dos de ellos los investigadores no han podido explicar, el tercero estuvo “en silencio” por más de 120 años.

El holandés “casi inmortal”, Mirin Dajo

La comunidad médica de Holanda se llenó de asombró en 1945 al atestiguar, lo que consideraban imposible: el cuerpo de un hombre podía ser atravesado con un sable sin que cayera muerto.

Es el caso del faquir holandés, Mirin Dajo -cuyo nombre real era Arnold Gerrit Henske- quien en su espectáculo de cada noche en clubs nocturnos de Amsterdam, le clavaban espadas y objetos punzantes en su cuerpo, sin que estos le causaran daños o heridas de gravedad, al grado de que, por algunos, fue etiquetado como “inmortal”.

Su acto lo llevó a ganar fama internacional y callar bocas a varios escépticos, quienes comprobaban los orificios que había en su espalda y estómago.

Mirin Dajo – que significa en esperanto “Fantástico”- afirmaba que estaba tocado por Dios, al dotarlo de invulnerabilidad para enviar un mensaje de paz, pero en 1948 comprobó que era mortal. En una de sus presentaciones se tragó una aguja de acero, acto que lo llevó al quirófano y diez días después a su fallecimiento… El instrumento punzante le había perforado la aorta.

Aún, el truco que lo hizo memorable, ser atravesado por una espada, sigue sin tener una explicación concreta.

Las piedras rodantes…¿Se encuentran?

Geólogos de todo el mundo han intentado descifrar el fenómeno de las piedras rodantes –sliding rocks, como se les conoce popularmente- en Racetrack Playa, un lago desértico ubicado en el Valle de la Muerte, California, pero hasta el momento las teorías originadas en torno a este tema se han ido descartando ante su imposibilidad de ser comprobadas.

Se trata de rocas de entre 200 gramos y 300 kilos que se deslizan por la superficie de este lugar, sobre todo en los periodos de lluvias, ya que los surcos que dejan son suaves.

Una de las teorías indicaba que pudiera ser obra de la manipulación humana, pero quedó desechada porque en el lugar está prohibido el acceso a personas en temporada de precipitaciones pluviales.

También, es improcedente la teoría de los movimientos sísmicos al comprobarse a través de la tecnología que las piedras se siguen moviendo sin ningún registro sismológico.

Lo cierto es que las rocas continúan desplazándose en una de las zonas más áridas de Norteamérica.

La voz de Graham Bell, estuvo “guardada” 128 años

Nueve años después de realizar la primera llamada de teléfono, Alexander Graham Bell intentó otro experimento: grabó su voz en un disco de cartón cubierto de cera el 15 de abril de 1885, y le dio una firma de audio: “Oíd mi voz – Alexander Graham Bell”.

El frágil disco estuvo en silencio durante 128 años como parte de la colección de primeras grabaciones de sonido del Museo Smithsonian, hasta que la imagen digital, la informática, una transcripción escrita a mano y un poco de investigación en los archivos confirmó que es la única grabación conocida de la voz de Bell.

Carlene Stephens, conservador del Museo Nacional de Historia Americana Smithsonian, vio por primera vez el disco y otros cerca de 400 artefactos de audio donados por Bell cuando llegó al museo en 1974, pero no se
había atrevido a reproducirlo.

Ese día llegó en 2008, cuando Stephens se enteró de que científicos en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de California habían recuperado 10 segundos de la canción popular francesa “Au Clair de la Lune” de una grabación de 1860 desde las ondas que se grabaron en un papel cubierto de hollín. Esto fue cerca de dos décadas antes de la última grabación reproductible conocida de Thomas Edison, realizada en 1888.

Si las científicas de Berkeley consiguieron obtener sonido de un papel lleno de hollín, Stephens calculó que quizás podrían descifrar esas grabaciones que habían permanecido en silencio durante décadas.

Contactó con Carl Haber en Berkeley y Peter Alyea, un especialista en conversión digital en la Biblioteca del Congreso. Ellos escogieron seis grabaciones de la colección, incluyendo la que resultó ser la del audio de Bell, e hicieron imágenes tridimensionales de ultra alta definición de ellas.

El escáner del laboratorio de Berkeley capturó gigapíxeles de información, y no sólo de la altura y la anchura sino de la profundidad de las ranuras, con mediciones de menos de 100 nanómetros, 250 veces que el ancho de un cabello humano, dijo Haber en una conversación telefónica.

Haber y su compañero de Berkeley Earl Cornell usaron un algoritmo para convertir esa imagen en sonido, sin tocar el delicado disco. El sistema es conocido como IRENE/3D, acrónimo para Image, Reconstruct, Erase Noise, Etc (Imagen, Reconstrucción, Borrar Ruido, Etc en inglés).

La mayor parte de la grabación es la voz con acento escocés de Bell diciendo una serie de números, y luego cifras en dólares, como “tres dólares y medio”, “siete dólares y 20 centavos” y al final “3 millones 785 mil 56 dólares”.

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