Cuando Oriol Riera marcó el gol de la esperanza para mantener al Osasuna en Primera División, la barda de la tribuna no soportó el empuje de los aficionados y ésta colapsó. Para desgracia de los que se encontraban en primera fila, niños incluidos, las heridas son más graves y según reportes que se generaron en la transmisión desde el Estadio El Sadar.
El futbolista senegalés, Alfred NDiaye sacó a un niño de entre la gente que suplicaba ayuda.
El partido se pospuso por unos minutos.