Recuerdan el legado de Manuel Lepe Macedo

La mañana de este martes, autoridades municipales, familiares y ciudadanos en general, realizaron una guardia de honor en memoria del pintor vallartense Manuel Lepe Macedo, como parte de las actividades conmemorativas al 30 aniversario luctuoso del hijo predilecto de Puerto Vallarta.

Fue frente al mural que se ubica en el malecón II de esta ciudad, donde se honró la memoria de este ilustre vallartense cuya obra sigue siendo en la actualidad, un referente importante de esta ciudad en el mundo.

El secretario general del ayuntamiento, Víctor Manuel Bernal Vargas, encabezó este acto en representación del presidente municipal, Ramón Guerrero Martínez, en el que además se contó con la presencia de la hermana del pintor, Rosalía Lepe Macedo, que junto a los regidores y representantes de la comunidad vallartense, expresaron su cariño a Manuel Lepe y reconocieron su legado.

Sergio Zepeda, director del Instituto Vallartense de Cultura, fue el orador oficial en este acto, en el que describió a Manuel Lepe como un gran artista y un gran hombre que con su vida y sus obras “nos deja un legado que trasciende fronteras, épocas y culturas; el legado de su pintura, de su obra, nos brinda la oportunidad de entender la naturaleza humana del vallartense, la rica identidad del pata salada”.

Señaló que “a 30 años de distancia, a Manuel Lepe se le reconoce como un símbolo que se ha convertido en parte del patrimonio del vallartense y de su Puerto Vallarta, un ícono de la plástica local y nacional que marcó toda una época y un estilo. Un representante de talla mundial en el gran concierto de los hombres que trascienden más allá de las fronteras y del tiempo”.

Indicó que hoy la comunidad de Puerto Vallarta, recuerda al pintor como un gran ser humano capaz de entender desde el más alto nivel de la investidura política como al más humilde personaje que recorriera las calles de este puerto; asimismo se le reconoce como un hombre cálido y sincero que se preocupó por su pueblo y por la riqueza de sus actos.

Se le recuerda además en sus diferentes facetas, como padre, como amigo, como artista y maestro. “Como artista, conquistó los más exclusivos espacios de exposición para su obra. Como maestro, dejó una gran escuela con discípulos dignos del maestro. Como pintor, le regaló a Puerto Vallarta los mejores momentos de su vida, y como habitante de este puerto, dejó los más coloridos recuerdos plasmados en lienzos que explican cómo ninguno, de que está hecho Puerto Vallarta”.

Es por ello que a 30 años de su muerte, dijo, se le sigue distinguiendo como el hijo predilecto de Puerto Vallarta.

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