Un grupo de investigadores austriacos, checos y suecos acaban de publicar un estudio sobre las capacidades vocales de Freddie Mercury, el fallecido cantante que saltó a la fama con Queen.
Este trabajo, expuesto en la publicación especializada Logopedics Phoniatrics Vocology, no logró comprobar si el músico alcanzaba un registro de cuatro octavas, como han especulado expertos en música.
No obstante, la revisión de grabaciones de Mercury (hablando y cantando) concluyó que el británico fallecido en 1991 podía modular su voz de modos muy particulares.
Según explican, su frecuencia de vibrato, que era un poco más alta que el promedio de los vocalistas con preparación clásica, puede haberle ayudado con una importante característica: el producir un sonido más fino o más grueso en distintos momentos.
Además, este equipo también encontró evidencia de que el cantante usaba técnicas parecidas al canto difónico o “de garganta” mongol, generando armonías al hacer vibrar sus pliegues ventriculares.
Estas características, según los analistas, que ayudan a dar la impresión de que la voz está al límite aunque se haga con mucho cuidado, es lo que junto al vibrato irregular y rápido de Mercury le dieron su particular voz.