Sandy Arenas
“Soy lo que soy gracias a mis hermanas y a mi padre, a su ejemplo, a su educación”, así se define Perla Yazmín Torres Carrillo, la penúltima de un núcleo familiar de siete hermanas consanguíneas, que a los tres años de edad ve cambiar el curso de su historia debido a que sus padres deciden hacer vida por separado.
Desde que su papá se quedó en casa con la responsabilidad de sacar a sus hijas adelante, entre jóvenes, adolescentes, niñas, prescolares, y una bebé, Torres Carrillo fue, poco a poco, aprendiendo a vivir; aprendiendo todo lo que la escuela formal le enseñaba, pero en especial ella fue aprendiendo a sobreponerse, a no quedarse con los brazos cruzados, y a luchar al lado de su padre y hermanas para conseguir lo del día a día.
Todavía antes de la muerte de su progenitor, ella dedicaba gran parte de su jornada a las actividades cotidianas, de ayudar a sus hermanas con sus hijos, llevarlos a la escuela temprano, salir con su papá o hermanas a hacer las compras para proveer el sustento de la casa, hacer de comer, e ir al Tec.
Desde temprano Perla Torres Carrillo entendió el interés de su padre, en que las mujeres del hogar, además de las tareas domésticas aprendieran un oficio o profesión, que les permitiera no depender de la voluntad irrestricta de una pareja. Así, Perla se forjó una carrera universitaria, estudió y se tituló como abogada por el CUCosta (UdeG), y en la actualidad cursa una maestría en administración.
Fue esta particular experiencia, de ser parte de una familia de puras hermanas y sin su mamá al pie (ellas visitaban cada fin de semana la casa de su madre), más la plausible entereza y dedicación de su padre, lo que la ha convertido en una profesionista, profesora universitaria del Instituto Tecnológico de Jalisco Mario Molina (TEC Vallarta), y activista social que pone su filosofía de vida al servicio de quienes requieren de ayuda.
La ausencia de su padre ahora fallecido, más el actual estado delicado de salud de su madre, la han acercado más y más a Dios, en quien ella ha buscado refugio para entender que los tiempos de él son perfectos, sin importar que para los seres humanos los acontecimientos sean muchas veces incomprensibles, adversos, o parezcan absurdos.
Es con esta fe inquebrantable como Perla Torres Carrillo y sus hermanas han crecido, recuerdan con afecto a su padre, que la amó hasta el último momento de su existencia, y ahora se encuentran al cuidado y atención de la autora de sus días.
Los padres de la gran familia de Perla Torres y hermanas, son el señor Ramón Torres Valdez (q.p.d.), de San Juan de Abajo, y la señora Micaela Carrillo Rivera, originaria del poblado de El Amarillo, Jalisco; ambos se conocieron en Puerto Vallarta por el rumbo donde laboraban de jóvenes. A este grupo de hermanas consanguíneas ellas compartieron con otros tres medios hermanos más: un varón y una mujer, ya fallecidos ambos, más una jovencita, la menor, que aún vive en la casa paterna del fraccionamiento Fovissste 100, junto con Perla Yazmín.