Neil Diamond, leyenda de 75 años de edad

Hablar de canciones como Sweet Caroline, Cherry, Cherry, I Am… I Said y Solitary Man, entre otras, es hablar de éxitos de la autoría de Neil Diamond, pero también es trasladarse a una época de cambios sociales y políticos que generaron una explosión creativa que se mantiene vigente hasta hoy.

Diamond, quien hoy celebra 75 años de edad, es considerado como uno de los más grandes compositores de la era moderna, además de ser uno de los más grandes vendedores de álbumes de la historia de la música.

La década de los sesenta y su clima socio-político, en donde la confrontación prebélica entre la hoy extinta Unión Soviética y Estados Unidos en la llamada Guerra Fría, la crisis de los misiles en Cuba, la Guerra de Vietnam,  las muertes de John F. Kennedy, Malcolm X, Martin Luther King Jr. y Robert F. Kennedy, así como el inicio de la carrera espacial, el levantamiento pacífico de jóvenes en diferentes ciudades del mundo y el surgimiento de movimientos sociales como los hippies   abrazaron el desarrollo de las expresiones artísticas de personajes como Neil Diamond.

Si bien su carisma y capacidad interpretativa lo definió en los años 60 como el Elvis judío, fue su trabajo como compositor el que lo catapultó al Olimpo de la industria, ejercicio del que descubrió que era fanático cuando tenía 16 años y en medio de un campamento vio al cantante de folk Peter Singer dar un pequeño concierto donde algunos de sus compañeros cantaron para el músico algunos temas propios.

Este acontecimiento marcó el destino del originario de Nueva York, quien al volver a casa después de esa experiencia compró una guitarra, comenzó a tomar clases para aprender a tocarla y desarrolló la habilidad y el gusto por escribir sus propias canciones.

Lo primero que hice cuando regresé a casa, en Brooklyn, fue conseguir una guitarra y comenzar a tomar clases; casi al mismo tiempo empecé a escribir canciones. Era algo que en mi familia nadie había hecho, era algo completamente inusual que no se hacía todos los días y se convirtió en mi principal y verdadero interés.

Cada vez me empecé a interesar más y más en la parte de las líricas de las canciones… sobre todo cuando entré a la universidad. En realidad la escuela me aburría, pero escribir canciones durante las horas de clase se convirtió en algo muy interesante, lo cual resultó en un abismal fracaso académico.

Pienso que nunca hubiera ido a la universidad si no me hubieran ofrecido una beca, la New York University fue la única que me aceptó. En algún punto empecé a saltarme clases, tomaba el tren hacia West Street e iba a la Tin Pan Alley (término que se designa a un grupo de productores y compositores musicales centrados en Nueva York) donde trataba que alguien escuchara las canciones”, explicó el hijo de comerciantes judíos en 1976 a Ben Fong-Torres, quien en ese entonces era editor de la revista Rolling Stone.

Fue durante esas escapadas de la escuela -la que abandonó poco tiempo antes de que se graduara- hacia el Tin Pan Alley cuando un ejecutivo de la empresa Sunbeam Music le dio su primera oportunidad, contratándolo por 50 dólares a la semana, durante cuatro meses; sin embargo, al final su contrato no se renovó y fue despedido de la compañía.

El hecho no se convirtió en una desgracia, fue la oportunidad perfecta para Diamond de descubrir una nueva faceta en su carrera musical: comenzó a grabar sus propios demos.

Así llegó la oferta de su primer contrato de manos de Columbia Records y después sus primeras presentaciones en ferias.

Así es como se dio su primer encuentro con el público sobre un escenario, lo que sucedió en Pennsylvania.

Si bien la suerte de ese primer disco tampoco fue del todo buena -y terminó con el contrato discográfico- este hecho hizo consciente al compositor de que no era bueno para escribirle temas a otras personas y que era mejor hacerlo para él mismo; a diferencia de sus contemporáneos como Carole King, Neil Sedaka y Howard Greenfield, entre otros, que lo podían hacer.

Las canciones de sus compañeros se convertían en éxitos y los de Diamond no, lo cual lo tuvo entrando y saliendo de diferentes compañías durante siete años.

Para ese tiempo tenía algunas cosas ya grabadas, por lo que creo que tenía un tipo de vida un poco nómada en lo que se refiere a la composición. Me parece que el problema era que ellos (las disqueras) pensaban que mis canciones tenían muchas palabras, lo que buscaban en realidad eran ganchos y la naturaleza de eso era algo que yo no entendía.

El único éxito que tuve en aquel tiempo fue poder ser capaz de vender las canciones a alguna compañía y recibir el adelanto de dinero, era una cuestión de pura sobrevivencia. Era capaz de vender una o dos canciones a la semana y recibir mis 100 dólares, los cuales me alcanzaban durante las siguientes semanas hasta que pudiera vender otra canción”, reveló Neil Diamond a Fong -Torres.

Tras un no tan afortunado primer encuentro con la industria de la música de aquellos años, Diamond tomó otra dirección y decidió comenzar de nuevo… pero solo. Rentó un espacio en Broadway en donde la forma de trabajo y las decisiones creativas las dictaba sólo él. Al paso de algún tiempo se unieron a este espacio de experimentación Ellie Greenwich y Jeff Barry convirtiéndose los tres en una firma que produciría los temas del compositor.

Puse un piano, una línea de teléfono, dos sillas y me quedé ahí por una año escribiendo… y algo comenzó a suceder; no me encontraba bajo la mira, no tenía presión y repentinamente canciones interesantes empezaron a surgir, canciones que tenían cosas que ninguna otra tenía”, dijo Diamond quien en ese periodo concibió tres de sus más grandes éxitos: Solitary Man, Cherry Cherry, además de I Got The Feeling (Oh No No).

El primer éxito como compositor llegó a Diamond en 1965 con Sunday and Me, un hit que se colocó dentro de los primero 20 lugares de popularidad en la voz de Jay and the Americans, al cual después siguieron I’m A Believer, A Little Bit Me, A Little Bit You, Look Out (Here Comes Tomorrow) y Love to Love, todas interpretadas por la banda The Monkees.

Fue durante este periodo cuando sus canciones despertaron el interés de figuras como Elvis Presley y Mark Lindsay, quienes dieron voz a And The Grass Won’t Pay No Mind y Sweet Caroline, así como la banda británica de Hard Rock interpretó Kentuchy Girl mientras que Cliff Richard realizó diferentes versiones de temas como I’ll Come Running. Girl You’ll Be a Woman Soon, I Got The Feeling (Oh No No) y Just Another Guy; Johnny Cash dio vida a Solitary Man.

Mientras eso sucedía en Estados Unidos, en México el rock encontraba tierra fértil para una generación entera y fueron voces como las de Lalo y Ricardo Carrión que dieron vida en español a algunas

de sus canciones como Soolaimon, Acaríciame (Play Me) y Serenata de Amor (Long Fellow Serenade); Roberto Jordán y los Zignos dieron voz a Pronto serás mujer (Girl, You’ll Be A Woman Soon), Canción triste (Song, Sung Blue), Yo soysoñador (I Am… I Said) y Rosa marchita (Cracklin’ Rosie).

Oscar Madrigal interpretó la versión en español Conmigo y Señor sol (Together y Sunday Sun), así como Los Moonlights y la banda Freedom dieron voz a Vino rojo, la cual tiene como nombre de origen Red, Red Wine. Al tiempo también figuras como José Feliciano, Julio Iglesias y Andrea Bocelli también dieron voz a éxitos de Diamond.

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