Concluyó el concurso Intercambio de Poesía en honor a Puerto Vallarta convocado por el gobierno municipal y el comité de Ciudades Hermanas, con el fin de enlazar por medio del talento, a los ganadores de la ciudad con los de Highland Park, Estados Unidos.
La temática central de las creaciones recibidas fue la ciudad de Puerto Vallarta, su paso en el tiempo y su entorno. Se recibieron cuarenta poemas, mismos que fueron seleccionados por el juez del concurso Enrique Lepe, escritor y catedrático. La ceremonia de premiación será el próximo 3 de agosto.
Resultaron triunfadores: Tita Briseño Castañeda con “Vallarta de mis amores”, en el primer lugar; Héctor Cansino García con “Un puerto de bondad”, como segundo lugar y María de la Luz Garibaldi, ocupa el tercer sitio con su poema “Mi cómplice”, mismo que se dio a conocer como preámbulo a sus compañeros ganadores.
La vallartense María de la Luz Garibaldi dedicó gran parte de su vida a enseñar en la escuela Teresa Barba. Siempre fue aficionada a la palabra, pero empezó a escribir poesía apenas hace ocho años, a raíz del deceso de un familiar.
Encontró en el papel una fuga de la realidad, reflexión del pasado y una forma de expresión inédita en su vida.
Nació a la orilla del Río Cuale, ha sido vecina de las colonias Emiliano Zapata y López Mateos, y se declara enamorada de Puerto Vallarta. Para ella los días que no puede asistir a la playa y contemplarla son de tristeza absoluta. Considera, que siendo una ciudad que ha crecido rápido y tiene habitantes de diferentes partes del mundo, es un privilegio y una dicha ser “pata salada”.
“Me daba miedo escribir, a ser juzgada por mis palabras; sin embargo, reflexionando sobre el paso del tiempo con mi marido, aprendí que ahora que estamos viejos y cansados, vemos la vida con actitud renovada, y no podemos darnos el lujo de temer”, reflexionó.
Reunió cincuenta poemas hace algunos años y los editó en el libro “A pata salada”, se vendieron unos cuantos, pero lo que más le interesaba a María de la Luz, es que la gente leyera sus palabras, así que tiene la costumbre de regalarlo a los visitantes extranjeros que ve en la playa: “Que se lleven un recuerdo distinto de su estancia en Vallarta”.
El poema acreedor del tercer lugar se llama “Mi cómplice”, dedicado al mar de Vallarta. La autora hace un símil con su persona y la ciudad que envejece llena de recuerdos “Es una mujer que está sentada a la orilla del mar, esperando, y esa mujer soy yo, es Vallarta y mi infancia”.
“Mi cómplice”
Mi cara ya está marcada, mi piel se avejenta más, mi pelo está cubierto de canas; es muy lento mi caminar. Así van pasando mis años, estoy sola frente al mar; él me susurra y grita: ¡Cómo te voy a extrañar!
Me susurra en mis oídos, me canta en mi soledad, me abraza con tanta fuerza, creo que me va a lastimar. Yo no te tengo miedo, cuando estás en tempestad, sé son gritos desesperados, no te gusta mi soledad.
La soledad es mi cómplice, cuando estoy frente al mar, te grito eres mi vida; lo repito sin parar. No me importa el tiempo, ni que haya tempestad, yo sigo aquí sentada, disfrutando mi soledad. Me bañas con tu brisa, me empiezas a acariciar, y me sumerjo en tus aguas; lista para poderte amar.