Sandy Arenas
Quienes crecimos yendo al mercado de la ciudad para ayudar con la canasta y con las antiguas bolsas tejidas de hilo de plástico, cuando apenas Superama y Aurrerá ponían de moda eso de los supermercados, recordamos con nostalgia la alegría y el bullicio que significaba ir de compras, pues además de proveer de víveres a la casa representaba la posibilidad de pedir todo tipo de antojos que nos salían al paso.
Puerto Vallarta en materia de mercados tradicionales no es la excepción, y aunque Gutiérrez Rizo hizo aquí las veces de Superama en la ciudad de México, la magia de ser un locatario, de adquirir lo que cada uno de éstos ofrece, e incluso de convertirse en amigo además de cliente, es lo que ha hecho posible la supervivencia de los mercados municipales.
En Puerto Vallarta, Mario N. Palma Montaño y familia, locatarios del Mercado Río Cuale, dedicados a la gastronomía, son un ejemplo de gente de trabajo, que sabe cautivar a su clientela, que va tras la experiencia de ir de compras a los mercados tradicionales, y a la vez aprovecha para degustar de una excelente comida.
Solo que el éxito de los Palma no ha venido de la nada. Detrás de cada platillo e incluso, en cada uno de los guisados puestos en mesa, está la experiencia combinada de don Mario N. Palma Montaño, y de la de su esposa, la señora Teresa Herrera Ballinas. En su memoria y en su esencia ellos traen la comida y la gastronomía de Puebla, de donde han venido.
Ellos son herederos de las tradiciones precolombinas e hispanas, a lo que también se suma su estudio y afición por la gastronomía española, y por la comida italiana.
Antes de aventurarse en Puerto Vallarta don Mario N. Palma Montaño fue asesor en materia de agronomía, y tuvo un negocio de agroquímicos desde donde hizo equipo con los productores, en su natal ciudad de Puebla de Zaragoza.
Fue hace 35 años que dejó su estado de origen para emigrar hacia Puerto Vallarta, sin imaginar la manera cómo iba a sortear las dificultades para poder dar sustento a su familia, que había traído consigo. Sería en el mercado del Río Cuale donde tanto don Mario N. Palma, como su esposa encontrarían el lugar para desplegar toda su experiencia en el mundo de la gastronomía. Aquí nació el Café y Restaurant “Marusso”.
En la década de los ochenta, tiempo en que llegó Mario N. Palma Montaño a Puerto Vallarta, el municipio vivió el boom del crecimiento poblacional, cuando pasó de contar con apenas 50 mil habitantes a más de 100 mil en tan solo diez años, tiempo en que el municipio demandó miles y miles de trabajadores y profesionales de la construcción, venidos de todo el país.
Este auge de los años ochentas permitió a todos, entre éstos a los industriales de la hotelería y de la gastronomía, crecer de manera importante, y generar para el mundo la marca Vallarta en todos los sentidos. Mario N. Palma Montaño no fue ajeno a la bonanza, misma que supo aprovechar al máximo hasta consolidar su negocio familiar.
Desde el Mercado Río Cuale, Mario N. Palma Montaño se ha convertido en un referente obligado de quienes visitan Puerto Vallarta y a su inigualable mercado de artesanías, donde el arte y la cultura de México se contagian a través de los sentidos, de la vista, del tacto, y del gusto.
Al excelente gusto por el buen gusto en la gastronomía, Mario N. Palma Montaño agrega entre sus virtudes su dedicación y cuidado por el medio ambiente que rodea al mercado del Río Cuale: la exuberante vegetación, y toda la vida de innumerables especies que dependen de este rincón único del puerto, como es la desembocadura del afluente.
Nada más con trabajo y con más trabajo Palma Montaño y familia han logrado mantenerse en el gusto de los visitantes nacionales y extranjeros, a quienes atienden con el deseo e interés de que éstos lleven a sus lugares de origen, el mejor sabor de Puerto Vallarta.