El candidato opositor Mauricio Macri ganaba el domingo la segunda vuelta electoral en Argentina con 54,16% tras ser escrutados 34,34% de los votos, según los primeros datos oficiales.
Macri, del frente Cambiemos, se imponía por más de ocho puntos de ventaja sobre el candidato oficialista Daniel Scioli, que obtenía 45,84%.
De mantenerse esta tendencia, Macri será el nuevo presidente del país sudamericano y recibirá la presidencia el 10 de diciembre de manos de la presidenta Cristina Fernández.
Unos 32 millones de argentinos estaban habilitados para elegir al sucesor de Fernández, una controvertida líder que dominó la política nacional en la última década.
Si se confirma su triunfo, Macri pondrá fin a 12 años ininterrumpidos de kirchnerismo, el movimiento de centroizquierda que crearon Fernández y su antecesor y fallecido marido Néstor Kirchner (2003-2007) dentro del peronismo.
Los gobiernos de ambos estuvieron caracterizados por una fuerte intervención estatal en la economía, programas de asistencia a los necesitados y un estilo personalista de ejercer el poder que provocó confrontaciones con rivales políticos y una grieta en el seno de la sociedad.
Asimismo, Cambiemos gobernaría a nivel nacional, en la provincia de Buenos Aires, la más poblada e importante del país, y en la capital, bastión desde 2007 de Propuesta Republicana, el partido creado y liderado por Macri.
El opositor, de 56 años, propone atajar la inflación que economistas privados estiman en al menos 27% anual, levantar rápidamente las impopulares restricciones para la compra de dólares, corregir el tipo de cambio y acotar las regulaciones que, a su entender, mantienen estancada la economía desde hace cuatro años.
El también alcalde de Buenos Aires asegura que no suprimirá los programas sociales ni la nacionalización de empresas emblemáticas como la petrolera YPF llevadas a cabo durante los dos mandatos de Fernández (2007-2015).
Macri, el directivo más exitoso de la historia del club de fútbol Boca Juniors, espera romper el maleficio de presidentes no peronistas que no pudieron terminar su mandato en los últimos 60 años.
Además de corregir los desequilibrios económicos sin alterar el bienestar de los beneficiados por los programas asistenciales, el opositor deberá dar una respuesta a la inseguridad y el avance del narcotráfico.
Argentina se encuentra estable en comparación con el colapso financiero de 2001, cuando entró en cese de pagos de su deuda por más de 100.000 millones de dólares y de la noche a la mañana millones de personas de clase media se empobrecieron.
Sin embargo, los planes de ayuda social que se multiplicaron en la década no bastaron para conformar a los argentinos, que se quejan de deficientes servicios sanitarios y obsoletos medios de transporte, así como de la falta de viviendas, seguridad y de empleos y educación de calidad.
Otro nubarrón que acecha es la disputa en los tribunales de Estados Unidos con un grupo de bonistas que exigen a Argentina el pago de una deuda millonaria, la cual ha ahuyentado a los inversionistas y mantenido al país excluido de los mercados crediticios internacionales.