Luis Alberto Michel Rodríguez, del profesorado al gobierno de Puerto Vallarta

Sandy Arenas

Nacido en Puerto Vallarta, el 21 de junio de 1946, Luis Alberto Michel Rodríguez, es uno de los cinco hijos y dos hijas, procreados por don Florentino Michel y la señora Carmen Rodríguez de Segura. El legado de la pareja ha llegado hasta nuestros días en las actuales familias de sus siete descendientes, que a diario se hacen presentes a través de sus labores cotidianas, de amas de casa, de profesionistas, de empresarios, docentes, y demás.

Los Michel Rodríguez, y los habitantes de Puerto Vallarta, ahora tienen en uno de los suyos a un virtual presidente municipal, y será el titular de la administración número 73, de la larga lista de presidentes municipales de Puerto Vallarta.

Pero la carrera de Luis Alberto Michel por la presidencia municipal de Puerto Vallarta empezó prácticamente desde su misma formación en casa, con su familia, en la primaria 20 Noviembre,y en la ETI 49, donde las asignaturas, tareas, y sobre todo la estricta disciplina de la escuela secundaria, militarizada, forjó el carácter del futuro profesionista en administración de empresas, profesor y político.

A la par que Luis Alberto Michel se reintegraba a Puerto Vallarta, —luego de estudiar su carrera en la ciudad de Guadalajara—, empezó a trabajar en el sector educativo, contrajo matrimonio con María de Jesús López Delgado, estableció un despacho contable, y además se asoció para emprender un negocio muy vallartense y conocido: “Agua Michel”. Se adelantó a las purificadoras trasnacionales que ahora invaden el mercado de la sed en el mundo. Con facilidad llegó a vender hasta 3 mil garrafones de agua por día en su mejor momento, y sus camiones llegaban a distribuir el vital líquido hasta La Peñita.

Aunque “Agua Michel” le llevó mucho ventaja a los gigantes del agua purificada, debió hacer un giro en la misma actividad para poder sobrevivir, y con el empuje y entusiasmo de uno de sus hijos varones mayores, Luis Michel incursionó en el abastecimiento de agua en pipas, de tal manera que con un número menor de clientes, y con una nómina menos pesada, logró ventas de mayores volúmenes de agua.

Luis Alberto Michel Rodríguez aprendió el hábito del trabajo, la dedicación al trabajo, desde niño. Platica:

“Mi mamá, como ama de casa, tenían un changarrito; recuerdo muy bien que tenía un cajón para el pan, vendían nancis; se les ponía agua con sal en sobrecitos, vendían los sobrecitos con nancis. Era una forma de redondear un poquito el ingreso”.

“Nosotros, salíamos de la primaria, y aún ya en la secundaria, pegados precisamente, —nosotros vivíamos entre Morelos y Pípila—, ahí en la parte de abajo era el almacén de don Gabriel Nuño (donde trabajó don Florentino, padre de Luis Alberto Michel), y más al centro estaba una panadería, de don Primitivo. Entonces nosotros, saliendo de la escuela, nos íbamos a entregar pan”.

“Antes no había ninguna forma de acabar con el zacate; se daba mucho el zacate en la calle, no había herbicidas. ¿Qué es lo que decía el ayuntamiento?: Si tenías zacate afuera de tu casa, te multaba. Entonces, nosotros de chamacos nos íbamos, con un fierrito, a sacar entre piedra y piedra el zacatito. Era también una forma de sacar dinero”, recordó.

Los Michel Rodríguez, en su época también se adelantaron a la moderna red digital por aplicación, de entregas de alimentos a domicilio: “Vendiamos jitomate, vendíamos chiles. Íbamos a San José, con mi abuelo, traíamos unas jabas, los fines de semana, dos, tres jabas, y hacíamos los pedidos primeramente, a los restaurantes, a las tiendas”.

–“¿Cuántos quiere, mire este es el jitomate, este es el chile?”

“Ah, traeme 5 kilos de jitomate, traeme chile de este”, que le respondían.

Y luego, “lo pesábamos, y se los llevábamos en una canasta. De esa forma vivíamos, y sacábamos un dinero. Vendíamos pescado en la cabeza. Aquí en el (hotel) Rosita, al lado norte, a la altura de lo que es Ley, toda esa parte eran casas de pescadores. Iban a pescar unas sierras de a metro, las asaban en una vara. Y de ahí, en una batea (íbamos) a vender por la calle, en la cabeza. Así que yo sé lo que es trabajar, y sé lo que se sufre cuando no se tiene”.

Lo que le nació de niño a Luis Michel, en eso de trabajar, prevaleció hasta en su vida de casado, ya con familia propia. Recuerda el profesor: “Mi señora y yo trabajamos. Cuando trabajaba en la escuela pesquera (Secundaria 15), yo era contralor, nos levantábamos a las 5:00 de la mañana. Íbamos aquí por Francisco I.Madero, casi pegado al hotel Lina, ahí estábamos viviendo, y nos levantábamos a las 5:00 de la mañana, para ir a comprar jícamas y pepino, al mercado. Y nos los llevábamos en unas bolsas. A las 5:00 de la mañana ahí íbamos cargando, pelábamos la fruta y el pico de gallo. Hacíamos bolsas para vender en la Pesquera. En la casa, pusimos en la parte de abajo un restaurancito. Hacíamos tortas, de jamón, de queso, de pollo. Y nos íbamos al Seapal a vender, en unas hieleras”.

Como maestro, el profe Luis Alberto Michel, que sirvió en la Secundaria Técnica Número 15, y de manera posterior por 42 años en el Cbtis 68, es además parte de una prestigiosa familia dedicada a la docencia. Ramón Michel Rodríguez, su hermano, es el referente obligado para entender el devenir de la educación en el municipio de Puerto Vallarta.

El ahora abanderado de Morena en el municipio, está muy lejos del ateísmo formal de los políticos posrevolucionarios liberales, de izquierda y de derecha, que prevaleció antes de los confesos creyentes panistas que llegaron al poder público a finales de los noventas. De hecho Luis Alberto Michel Rodríguez estuvo en el Partido Acción Nacional de Puerto Vallarta, pero su marcada vocación por lo social, por encima de su perfil empresarial lo condujeron a coincidir con el tres veces candidato a presidente de la República (2006, 2012, y 2018) y actual titular del poder ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador. Pese a la carga liberal y de izquierda del partido de Morena, el futuro alcalde de Puerto Vallarta es un hombre de fe, que cree en Dios, que confía en la providencia divina, y que práctica hacer el bien con quien más lo necesita ayuda.

El político vallartense del partido guinda, se prepara para asumir la presidencia municipal de Puerto Vallarta, el próximo 1 de octubre de 2021, con la expectativa de trabajar acorde y con el respaldo del gobierno de la República, en lo que se refiere a satisfacer las necesidades crecientes de una ciudad y un puerto turístico, en materia de infraestructura urbana, obra pública, servicios municipales básicos, promoción del destino, comercio, ordenamiento territorial, y atención a los diversos grupos y sectores de la población. Acostumbrado al trabajo desde su temprana juventud, y con una experiencia acumulada que le hace sabio, los habitantes mantienen la esperanza en él, en la etapa de la post pandemia y en la segunda parte de los gobiernos paralelos del estado de Jalisco y de los Estados Unidos Mexicanos.

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