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Acabado el periodo de abultados crecimientos en América Latina, envidiado por otros continentes durante la crisis global, los mandatarios de la XXIV Cumbre Iberoamericana de Veracruz (este de México) se preguntan cómo cambiar un modelo que parece agotarse.
La región experimenta “un proceso de crecimiento más bajo del que teníamos y mucho más bajo del que quisiéramos. Esto implica cambiar”, reconoció la presidenta chilena, Michelle Bachelet, resumiendo el sentir de muchos de los 16 jefes de Estado en el foro.
Antes del inicio este martes de la segunda y última jornada de la cumbre, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) presentaron un informe que subraya la necesidad de que la región emprenda reformas de fondo para tratar de revertir su pronunciada desaceleración.
Con el alto crecimiento del 5,9% de 2010 ya muy atrás, se espera que en 2014 la economía de América Latina avance en promedio un 1,1% -su tasa más baja en cinco años- por una reducción en la inversión y la contracción de países como Argentina (-0,2%) y Venezuela (-3%), además del bajo crecimiento de Brasil (0,2%), según proyecciones de la Cepal.
“América Latina se nos está quedando atrás (…) El coletazo lo que nos está diciendo es que todos hicieron los deberes y, como nosotros estábamos más contentos con los altos precios de las materias primas, no hicimos suficientes deberes”, dijo en la presentación Ángel Gurría, secretario general de la OCDE.
– Impuestos, inversión y educación –
El fin del ‘boom’ del mercado de las materias primas, que alimentó el vertiginoso crecimiento de la región, impactó de forma diversa a los países latinoamericanos.
Pese a la ralentización de la demanda desde China, algunas naciones siguen en la senda del crecimiento, como los de la Alianza del Pacífico (Colombia, Perú, Chile y México), pero potencias como Brasil se encuentran en dificultades.
La primera economía latinoamericana atraviesa una recesión técnica y Venezuela está golpeada por millonarias deudas y una ascendente inflación (de más del 60%), mientras Argentina padece una mezcla de estos tres síntomas.
“A los países de América Latina les urge echar a andar una nueva ola de reformas estructurales que le permitan aumentar su productividad, mejorar su competitividad y construir economías más incluyentes”, dijo Gurría apuntando a una reforma fiscal como principal prioridad ante la pobre recaudación de muchos países latinoamericanos.
“Es urgente cambiar la cultura de los privilegios por una cultura de la igualdad, y eso requiere una ciudadanía fiscal, que el que más tiene pague sus impuestos”, coincidió Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal.
La receta de este organismo técnico de Naciones Unidas pasa por apuntalar la inversión hacia infraestructura pero también hacia la educación y la innovación, los temas principales de la Cumbre de Veracruz, a la que faltaron los mandatarios de Venezuela, Brasil y Argentina.
Bachelet también incidió en la urgente necesidad de reducir la desigualdad en América Latina, la mayor de cualquier región del mundo.
En Chile, por ejemplo, estamos “felices de que tenemos un PPP (paridad de poder adquisitivo) per cápita cercano a los 22.000 dólares. Pero cuando yo voy a la población, la gente me dice: ‘¿Dónde estarán mis otros 21.500? Porque a mi casa no han llegado”, reflexionó Bachelet.
Antes del inicio de la cumbre, el rey español Felipe VI dijo que, si se superan las incertidumbres económicas con “coraje y decisiones”, esta región “será claramente un motor de la recuperación económica mundial”.
“Si los 90 fueron los años de la internacionalización de las grandes empresas españolas a través de Iberoamérica, esta década ya está siendo la de la expansión de las grandes multinacionales latinoamericanas y las invitamos a que lo hagan aún más”, expresó el monarca.