Figura sombría de la política mexicana, rodeado de sospechas de corrupción por las que fue defenestrado políticamente tras escalar a las más altas esferas del poder como presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Humberto Moreira ha sido detenido este viernes por la policía española a su llegada al aeropuerto de Madrid-Barajas bajo cargos de blanqueo de dinero y malversación de fondos durante su etapa como gobernador del Estado de Coahuila (2005-2011).
Moreira (Saltillo, 1966) ha sido arrestado por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal dentro de una operación dirigida por Santiago Pedraz, juez de la Audiencia Nacional, órgano que asume casos criminales de especial envergadura como terrorismo, narcotráfico y entramados de desfalco. Según fuentes de la investigación, la justicia española ha actuado a petición de un tribunal de Estados Unidos que investiga la red de blanqueo de Coahuila, región fronteriza con Texas. Después de la detención, Moreira ha sido trasladado a la Audiencia Nacional para ser interrogado por un juez de guardia.
El exgobernador llegó en un vuelo desde México e iba a hacer escala en Madrid para volar a Barcelona, ciudad a la que se mudó en 2013 por una temporada para estudiar un máster en la Universidad Autónoma de Barcelona. En aquel momento, su carrera política ya se había desmoronado. En 2011 había dejado el gobierno de Coahuila para presidir el PRI, el partido más poderoso de México, y dirigir su aparato de cara a las elecciones de 2012, pero se vio envuelto en un escándalo por el endeudamiento masivo de Coahuila durante su mandato y tuvo que renunciar a la presidencia del partido nueve meses después de asumirla.
Con él fuera de juego, el PRI finalmente conquistaría las elecciones y Moreira quedaría desconectado de los juegos de poder y lastrado por el peso del agujero que dejó en Coahuila. Cuando llegó al puesto de gobernador, el Estado debía unos 25 millones de dólares. Cuando lo dejó: alrededor de 2.500 millones.
En diciembre de 2011, su hermano mayor, Rubén Moreira, ganó las elecciones de Coahuila como candidato del PRI. Humberto, pese al poder de su familia en el Estado, se apartó del escenario público y ya en 2013 decidió tomar distancia de México yéndose a estudiar a Barcelona acompañado por su esposa y sus hijas.
Pero tampoco en Barcelona quedó libre de escrutinio. Pasados unos meses se informó en los medios mexicanos de que Moreira llevaba una onerosa vida en la capital catalana, instalado en un chalet con seis habitaciones, seis baños y piscina, y desplazándose en un coche de alta gama. El expolítico se defendió diciendo que vivía con una beca del sindicato de maestros, pues es profesor de carrera, y de sus ahorros. Posteriormente, él mismo avivó de nuevo la polémica en torno a su figura al publicar a finales de 2013 en Twitter unas imágenes suyas en las que presumía de torso musculado y recomendaba hacer crossfit. “Es muy bueno para la salud”, escribió.
Mientras estaba en Barcelona se fraguó en Estados Unidos un proceso contra dos exmiembros del gabinete de Moreira en el Estado de Coahuila, Héctor Javier Villarreal Hernández, su tesorero cuando gobernaba, y Jorge Juan Torres López, su Secretario de Desarrollo Social y su sustituto como gobernador interino cuando Moreira pidió licencia para pasar a la presidencia del PRI. Villarreal se declaró culpable y está preso en Texas. Torres López se esfumó y sigue prófugo.
La instrucción del caso llevado por la Fiscalía de Texas evolucionó y en julio de 2015 un empresario arrepentido, Rolando González Treviño, confesó en la corte que había formado parte de una maquinaria de saqueo de fondos públicos en Coahuila urdida, según él, por el entonces gobernador Moreira, al que acusó de desviar “cientos de millones de dólares”. Moreira salió a rechazar ese supuesto afirmando que no existía “ninguna acusación formal” contra él.
Durante su gobierno, Cohauila sufrió un incremento de la violencia del crimen organizado y se convirtió en un feudo de Los Zetas, un cártel formado por exmilitares de élite. En 2012 fue asesinado a balazos un hijo del propio Humberto Moreira, José Eduardo, de 26 años, en un atentado de sicarios de Los Zetas en venganza por la muerte en un operativo policial de un sobrino de uno de los líderes del cártel. Días después fue abatido en Coahuila en un enfrentamiento con la Marina el número uno de Los Zetas, Heriberto Lazcano Lazcano, un desertor del Ejército mexicano.
La detención en España de Moreira supone un avance trascendental en el proceso abierto en Texas por el supuesto robo multimillonario de fondos en Coahuila y encamina hacia el banquillo al que fuera uno de los príncipes del PRI.