El lupus es una de las enfermedades denominadas autoinmunes, es decir, que por si sólo el sistema inmunológico comienza a destruir su propio organismo, detalla el jefe del Departamento de Reumatología Pediátrica del Hospital General de Occidente (HGO), perteneciente a la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ), Gabriel Vega Cornejo: “Dicha enfermedad ataca a diversos órganos, ya que lejos de identificar a las bacterias dañadas y que tiene que destruir, comienza a dañar lo que está sano, como cerebro, corazón, riñón, pulmón y articulaciones”.
Actualmente, el servicio de Reumatología Pediátrica del HGO es el único nosocomio en Jalisco que atiende la enfermedad y además es centro de referencia de estados como Michoacán, Guanajuato, Colima y Nayarit.
En ocasiones es muy difícil su diagnóstico, puesto que el paciente suele acudir con algún especialista, dependiendo del tipo de problemas que presenta. “Se puede ver afectada la piel, aparece una mancha roja en la cara, como un tipo ala de mariposa y es en ambas mejillas a lo que se le llama lupus eritematoso, además de úlceras en la boca”.
La causa del lupus no se sabe a ciencia cierta, ya que son muchas las teorías que se tienen sobre la presencia de la enfermedad: desde la misma radiación solar, procesos infecciosos, hasta algunas infecciones virales o bacterianas.
Vega Cornejo explica que por cada diez casos de lupus, nueve corresponden a mujeres, en su mayoría en edad reproductiva: “El padecimiento es más común en mujeres en edad reproductiva debido a que las hormonas femeninas, como los estrógenos, favorecen a este tipo de enfermedades, pero también puede afectar a niños y a personas de la tercera edad. En esta última etapa, las manifestaciones son más leves y no tan graves como ocurre en la juventud”.
El tratamiento depende del órgano que se encuentre afectado y puede utilizarse cortisona en altas dosis, así como los medicamentos inmunosupresores, es decir, que suprimen la función del sistema inmunológico, puesto que funciona de manera desordenada y hay que ponerle un alto al mismo. El mayor número de muertes por esta enfermedad es por las afecciones al riñón.
Actualmente, con los medicamentos, como la cortisona y el inmunosupresor, se puede evitar que el paciente llegue a morir. Si se detecta a tiempo la enfermedad y se da un tratamiento adecuado puede conseguirse que el enfermo viva muchos años con una buena calidad de vida.
“De cada 100 pacientes, 90 responden al tratamiento inicial y sólo 10 por ciento responde a las terapias convencionales, de lo cual dependerá la calidad de vida del enfermo”.