El papa Francisco agradeció a los mexicanos por haberlo acogido y abrirle las puertas de sus vidas y su nación, tras recibir unas palabras por su presencia de monseñor Guadalupe Torres, obispo de Ciudad Juárez.
El Pontífice agregó que México es una sorpresa y agradeció a quienes colaboraron para su visita.
Señaló que en estos días pudo constatar que en este pueblo existen muchas luces que anuncian esperanza.
Me he sentido acogido, recibido por el cariño, la fiesta, la esperanza de esta gran familia mexicana. Gracias por haberme abierto las puertas de sus vidas, de su Nación
El Papa cita a Octavio Paz: miro hacia arriba: las estrellas escriben; ¡Alguien me deletrea! y añadió me atrevo a sugerir que aquello que nos deletrea y nos marca el camino es la presencia misteriosa pero real de Dios.
Monseñor Torres le agradeció su presencia: Usted nos ha mirado con ternura.
El papa Francisco clamó por detener la crisis humanitaria de la migración, la cual lleva a que cada año miles de personas busquen nuevas oportunidades en otras ciudades o países, pero que en su camino se encuentran terribles injusticias como la esclavitud, el secuestro, la extorsión y la trata de personas.
Ante el fenómeno global que es la tragedia de la crisis humanitaria por la migración de miles de personas, estamos a tiempo de reaccionar y transformar, modificar y cambiar, convertir lo que nos está destruyendo como pueblo, señaló el Papa ante unas 300 mil personas en la misa binacional que tiene lugar en El Punto, en Ciudad Juárez.
¡No más muertes ni explotación!, agregó en el área de la antigua Feria de Juárez, a unos metros de la línea divisoria entre México y Estados Unidos.
“No podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas, ya sea por tren, por carretera en incluso a pie, atravesando cientos de kilómetros por montañas, desiertos, caminos inhóspitos. Esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy es día es un fenómeno global. Esta crisis, que se puede medir en cifras, nosotros queremos medirla por nombres, por historias, por familias”, dijo Francisco en su homilía.
Es tiempo de conversión, es tiempo de salvación, es tiempo de misericordia, agregó.
El obispo de Roma comentó que estas víctimas son usadas por el crimen organizado y narcotráficocomo carne de cañón, jóvenes que no pueden salir del infierno de las drogas pues cuando lo intentan son asesinados.
Además se dio un momento para recordar a las mujeres asesinadas injustamente en esta frontera, donde cada año llegan 20 mil personas con la esperanza de cruzar a Estados Unidos y una de las más afectadas por la guerra contra el narcotráfico.
“Injusticia que se radicaliza en los jóvenes, ellos ‘carne de cañón’, son perseguidos y amenazados cuando tratan de salir de la espiral de la violencia y del infierno de las drogas ¡Y qué decir de tantas mujeres a quienes se les ha arrebatado injustamente la vida!”.