Grupos de rescate buscaban cuerpos el jueves entre los escombros de una planta de fertilizantes y docenas de hogares devastados por una terrible explosión que causó entre 5 y 15 muertos y más de 160 heridos y llevó a evacuar la mitad de una pequeña localidad de Texas.
Las autoridades creen que la cifra de víctimas mortales podría llegar a 70.
El sargento de la policía de Waco Patrick Swanton dijo que tres o cuatro bomberos que acudieron al lugar en un primer momento aún están desaparecidos.
Las autoridades habían dicho anteriormente que la cifra de muertos podría trepar a medida que avanzara la búsqueda, y que están tratando al lugar de la explosión como una posible escena del crimen.
Un incendio que había comenzado en la planta poco antes de las 20.00 hora local del miércoles provocó posteriormente una explosión que sacudió la localidad de West, ubicada unos 130 kilómetros (km) al sur de Dallas y 32 km al norte de Waco.
El presidente Barack Obama, quien viajó a Boston para asistir a un servicio fúnebre por las víctimas que fallecieron por las bombas en el maratón de esa ciudad, ofreció su apoyo y oró por las víctimas en Texas.
Un testigo del hecho, Kevin Smith, dijo al canal de noticias CBS News que acababa de subir la escalera al segundo piso de su casa cuando escuchó el estallido.
“La casa explotó. Fue un resplandor brillante y un rugido, pensé que era un rayo que impactaba en la casa”, dijo Smith. “Sentí que volaba por el aire (…) y me llevó un segundo o dos darme cuenta de que el techo se me había caído encima y que no era un rayo”, añadió.
Una tenue lluvia caía y los vientos habían trepado a 35 km por hora el jueves por la mañana, condiciones que podrían complicar las tareas de rescate o provocar más evacuaciones.
“Nunca he visto algo como esto”, dijo el jefe policial del condado de McLennan, Parnell McNamara. “Parece una zona de guerra con todos los escombros”, agregó.
En el Centro Médico Bautista Hillcrest en Waco quedaron internadas 28 de las más de 100 personas que se atendieron allí, cinco de ellas en la unidad de cuidados intensivos, dijo su vicepresidente de operaciones, David Argueta.
La explosión se produjo dos días antes del vigésimo aniversario de un incendio en Waco que arrasó con un complejo habitado por una secta y en el que murieron 82 de sus miembros y 4 agentes federales.
Impacto sísmico
La explosión, que se produjo tras un incendio por motivos aún desconocidos en la planta West Fertilizer Co, quedó registrado como un sismo de magnitud 2,1 por el Servicio Geológico de Estados Unidos y se sintió en la zona de Dallas y más lejos también.
Swanton indicó que las autoridades aún están en la fase de “búsqueda y rescate”. Previamente había señalado que los investigadores evaluarían qué provocó las llamas y la posterior explosión.
“No estamos diciendo que se trate de un delito, pero no lo sabemos”, había dicho antes Swanton a periodistas. “Lo que eso quiere decir es que hasta que sepamos que es un accidente industrial, trabajaremos como si fuera una escena de crimen”, agregó.
El portavoz del Departamento de Seguridad Pública de Texas, D. L. Wilson, dijo que alrededor de la mitad del pueblo -un área que abarcaría entre 8 y 10 manzanas- fue evacuada y que “incluso podríamos tener que evacuar la otra mitad del pueblo” si el viento cambiaba de dirección, como se esperaba.
El portavoz dijo que entre 50 y 75 viviendas resultaron dañadas por la explosión y el incendio, y que un complejo de apartamentos de 50 unidades había quedado reducido a “un esqueleto”.
Wilson también señaló que 133 personas fueron evacuadas de una residencia de ancianos que resultó muy dañada, pero no estaba claro cuántos de los adultos estaban heridos. Una escuela secundaria también resultó muy perjudicada por la explosión.
Tres hospitales en Waco y Dallas que estaban recibiendo a las personas afectadas por el desastre informaron que estaban tratando más de 160 lesiones de variada gravedad.
“Estamos viendo muchas laceraciones y lesiones de tipo ortopédico (…) cosas que uno esperaría en una explosión”, dijo Argueta, del Centro Médico Bautista Hillcrest.
Jason Shelton, un padre de dos hijos de 33 años que vive a menos de 1,6 kilómetros de la planta, dijo que escuchó los camiones de bomberos llegar al lugar cinco minutos antes de la explosión y que sintió el estallido como si hubiera sido en la puerta de su casa.
“Mis ventanas comenzaron a rajarse y mis niños gritaban”, dijo Shelton. “La puerta me golpeó en la frente (…) y todas las ventanas estallaron”, agregó.
El gobernador Rick Perry emitió un comunicado diciendo que su oficina había “movilizado todos los recursos del estado para ayudar a las autoridades locales” a lidiar con el incidente.
Un funcionario de la Casa Blanca dijo que la administración del presidente Barack Obama estaba al tanto de la situación y controlando la respuesta local y estatal a través de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias.