El Mercado público: el juego de la seducción

 

Aurea Leticia Reza Patiño
Los mercados públicos han tenido una enorme importancia a lo largo de la historia, pues en estos sitios se realiza una actividad tan antigua como la vida misma: el comercio. El comercio inicia cuando el hombre comenzó  a vivir en sociedad, cuando la agricultura de subsistencia ya no fue suficiente y se hizo necesario el  intercambio de bienes y alimentos. Sabemos que al principio se hacía a través del trueque, después empezó a utilizarse la moneda.
Los mercados tradicionales son espacios públicos donde convergen distintos aspectos: arquitectónicos, históricos, culinarios, antropológicos, económicos, sociales, lingüísticos, entre otros. En estos lugares la población es  fluctuante, además se reúnen personas de diferentes características sociales y culturales. Esta multiculturalidad enriquece el ambiente, convierte a los mercados públicos en sitios de intercambio cultural, aparte de un intercambio comercial.
Algunos son especializados, otros generales pero en todos encontramos bullicio, alegría, y un léxico común: palabras seductoras que nos llevan a un trato humano, directo. El vendedor siempre tratará de seducir al cliente con frases cariñosas y familiares para que este consuma su mercancía.  A mí me interesa y me llama la atención la riqueza léxica-semántica que existe en los mercados: el matiz de cariño, picardía, las diferentes formas de vender, etc. Aunque la forma peculiar del lenguaje en los mercados es un aspecto poco estudiado, quizá el léxico no interesa por la cotidianidad.
Cuando llegamos a un mercado comienza el juego de seducción. ¡Sí señor, de seducción, adulación y amabilidad! Ahí siempre serás bonita, no importa la edad que tengas. No importa si te bañaste o no, si te maquillaste o vas con la cara lavada, si eres blanca, morena o prieta, ahí siempre serás bonita y güerita. El vendedor se valdrá de estrategias de seducción, adulación y amabilidad para atraer tu atención y demostrar que su producto es el mejor, el necesario. Todo con amabilidad y respeto.
Para comprender mejor la riqueza de los mercados, decidí visitar los de Xochimilco. Como Xochimilco es un lugar turístico los mercados resultan muy atractivos para los visitantes.  Hay tres  en el centro histórico de Xochimilco, uno es de comidas,  en los otros dos podemos encontrar de todo. Recuerdo que antes a uno le decíamos tianguis, ahora se le  reconoce como mercado. Afuera de este mercado encontramos a los productores de la región ofreciendo sus productos, en años anteriores se encontraban afuera del otro mercado. Aquí se da el regateo: ¿y cuánto lo menos? El trato de persona a persona permite este suceso.
“Lleve nopales mi gente” es lo primero que escucho y veo a un hombre ofreciendo una bolsa con nopales.
El bullicio, los olores se perciben desde la entrada. Fui  recorriendo los pasillos y centré mi atención en lo que me interesa: el léxico, las palabras de los comerciantes. Los letreros con los que ofrecen sus productos ya dicen mucho. Escritos generalmente con grandes faltas de ortografía, pero con la mayor de las picardías.  La expresión “¿qué le vamos a dar güerita?” es de las más comunes, tiene sus variantes: “¿Qué le vamos a dar reinita?” “¿Qué le damos jefecita? ¿Qué le damos bonita? “Pásele marchanta”
Vi los siguientes letreros:
¿qué va a querer la patrona?
Pasele marchanta
¿Qué se le ofrece güero?
Bara, bara
Si no está a la vista lo que busca, pregunte
Si no compra no magulle
¡Chulada de maíz prieto!
¿Qué le ofrezco reina?
Pruebe sin compromisos
Barato, barato como la carne de gato
Mamita, que va a lleva
Madrecita, que va a llevar
Jefa, que va a llevar
Pura calidad madrecita
Que buscaba güerita.
Te damos precio.
Pregunte sin compromiso.
No busque más.
Lo mejor del día
Es mucha vitamina
Pensando en usted
Gracias marchantita

En el  otro mercado, el más antiguo, se encuentran situaciones similares; sin embargo, los letreros exhibidos presentan algunas peculiaridades, por ejemplo, utilizan frases de canciones populares conocidas.

Ricura
No contaba con mi astucia
Barato sin escoger
Dinero bien gastado
Hay guey!
Lo mejor de la temporada
¿Qué le doy joven?
Lleve nopales mi gente
Gracias marchante
Tripa gorda y delgada
Mole hecho a la antigüita
Solo yo doy bueno
Por creer en ti
Ya lo se que tú te vas
Fue tan poco tu cariño
Peso exacto

En la familia siempre preferimos ir al mercado, a pesar de que existen tiendas de autoservicio por el rumbo, por todas partes y nos bombardean con su propaganda y sus días de plaza a toda hora,  no hay nada como el trato directo, humano, cálido y seductor de un mercado público. ¡Así que  hagamos la lista de los productos que necesitamos para la semana y vayamos al mercado público más cercano a comprar el mandado!

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