Las Peregrinaciones Guadalupanas, tradición y devoción de Puerto Vallarta

Durante los doce primeros días de diciembre, desde hace 93 años, en Puerto Vallarta se celebran las peregrinaciones guadalupanas. Fue en 1921, con la inauguración de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe que la devoción comenzó a enraizarse en los corazones vallartenses; pero hasta principios de los años cuarenta, con la llegada del sacerdote Rafael Parra, las peregrinaciones se oficializaron como una fiesta popular de calado, relevancia y referente regional.

 

Rafael Parra fue el principal promotor de la festividad en la ciudad, incluso a su iniciativa se debe el retablo traído de Guadalajara que adorna el altar y la idea de coronar el campanario de la iglesia.

 

Habitualmente, con pocas variaciones al transcurrir los años, el recorrido de la peregrinación inicia por la calle Juárez y 31 de octubre. Los fieles se dan cita para venerar a la “virgen morena” y la acompañan con cánticos y alabanzas; el recorrido siempre tiene un ambiente festivo con música de mariachi o banda.

 

Asimismo, las peregrinaciones se convirtieron en una celebración de amistad entre vallartenses y visitantes, un atractivo extra a la variada oferta turística de Puerto Vallarta. La verbena es el punto de encuentro, donde se podrán encontrar antojitos típicos: atole, elotes, enchiladas, pozole, tostadas, churros.

 

La cúspide de las celebraciones llega el 11 de diciembre, con la “Magna Peregrinación de los Hijos Ausentes y Desfavorecidos”. Los niños se suman al cortejo con vestimenta típica de manta. Al fin de la media noche, llega la antorcha a la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe se entonan las mañanitas a la Virgen y se realiza la Concelebración Eucarística.

 

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