El Real Madrid tendrá que remontar en el Santiago Bernabéu para acceder a la final de Berlín, tras caer en el primer duelo de semifinales ante el Juventus (2-1), víctima de errores infantiles y el empuje del rival, al que regaló el triunfo con un penalti de Dani Carvajal, tras ofrecer una vulgar imagen.
Recién conquistada la Liga italiana, el Juventus Stadium fue una fiesta y una olla a presión que plasmaba a la perfección la grandeza de unas semifinales de Liga de Campeones. Empujado por un ambiente intimidador, el equipo italiano sorprendió saliendo a tumba abierta a por el Real Madrid. Se conjeturó con una defensa de cinco de Allegri, que no especuló y fue por su rival. Tenía claro donde dañarlo. Buscó a Marcelo, el espacio entre centrales y un centro del campo con Sergio Ramos perdido. Tévez fue un diablo que hizo tambalear todo de inicio.
Un equipo del presupuesto del Real Madrid puede tener por una circunstancia, como la lesión del croata Luka Modric, un parche puntual colocando a Ramos de medio centro, pero nunca puede ser una solución de continuidad. Dio su resultado en cuartos de final ante el Atlético de Madrid y Ancelotti repitió en Sevilla y Turín, en dos partidos que marcan el año. El sevillano firmó el peor partido que se le recuerda en su carrera. Perdió más balones en una noche aciaga que en toda la temporada y el Real Madrid renunció a uno de los mejores centrales del mundo para contar con un jugador sin automatismos de medio.
Y comenzó sufriendo. Un mal despeje de Casillas lanzó al chileno Arturo Vidal que pidió penalti. Sturaro probó la seguridad de Iker. Pirlo construía a cámara lenta, pero con seguridad y el fútbol del Juventus cobraba una velocidad endiablada cuando aparecía el argentino Carlos Tévez, a la espalda de Ramos y Kroos. Había un jugador en el campo con ‘sangre en los ojos’. Álvaro Morata se marchó del equipo de su corazón cansado de esperar, sin comunicación con Ancelotti. Era su día.
Demostró su crecimiento, que es un nueve preparado para las grandes citas. Comenzó ganando un pulso a Pepe en el cuerpo a cuerpo para lanzar un balón picado a Casillas, que detuvo en dos tiempos. El Real Madrid sufría porque no tenía el balón. La presión rival le asfixiaba y la fórmula desentrenada de Ramos de medio provocaba numerosas pérdidas. Llegó el premio merecido para el Juventus. Iker sacó abajo el disparo cruzado de Vidal y Morata remachó a placer el tanto que nunca imaginó marcar.
No había noticias de Bale ni de Cristiano, perdidos en punta, y el Real Madrid necesitaba un líder que lo levantase en su momento más delicado de la eliminatoria. El tanto no le hundió y reaccionó con grandeza. Kroos avisó a Buffon de que no tendría un encuentro tranquilo. Isco también probó suerte.
El encuentro era todo lo abierto que nadie podía imaginar. Una nueva pérdida de Ramos provocó otra llegada del Juventus y hacía regresar la precipitación. Faltó circulación de balón madridista hasta que apareció con continuidad Isco. Invitó a tocar y a ser valiente al encarar rivales. Fue cuando entró en escena el colombiano James, siempre decisivo. Puso un balón perfecto a la testa de Varane, que remató arriba.
El Real Madrid cometía errores puntuales que cuestan caros en partidos grandes. Marcelo, perdido en Sevilla, tampoco se encontró en Turín. Lichtsteiner lo aprovechó y hasta lo plantó con un regate que le permitió encarar a Casillas pero disparar al lateral. Era el momento de recuperar la pegada de Cristiano. A los 27 minutos a un pase perfecto de James, el testarazo del portugués premiaba la primera acción colectiva.
Fueron los mejores momentos del equipo de Ancelotti. La Juve sintió el peso de un gol encajado de local y el Real Madrid pudo dar una estocada de muerte. Su acción más brillante nació en la derecha y acabó en la izquierda. De Carvajal a Kroos para Marcelo, desdoble de Isco y centro al que se lanzó James que estrelló su cabezazo en el travesaño.
El resultado estaba a favor del Real Madrid que no salió con la actitud correcta en el segundo acto. De nuevo le pudo el ímpetu del rival, al que hizo un regalo de infantil. De un saque de esquina a favor, que culminó Marcelo con un disparo al muro, nació un contragolpe mortal de dos contra dos que condujo Tévez hasta que fue derribado cuando se le acababa el campo.
Del descuido en la vigilancia defensiva de un córner se pasó a una entrada innecesaria de Carvajal. Error de pura inexperiencia que acabó en claro penalti. Tévez no perdonó en su noche. Chutó con calma al centro cuando Casillas se había lanzado a su izquierda. La Juve volvía a alimentar su sueño.
Ancelotti pasó al plan b y cambió al 4-3-3 sacrificando a Isco y dando entrada a ‘Chicharito’. Su apuesta era Bale, recién recuperado de su última lesión muscular, desaparecido en la batalla en un día que se le esperaba. Allegri respondía con rapidez y plantaba defensa de cinco. El balón pasaba a ser del Real Madrid.
Era un duelo trepidante en el que el conjunto italiano mostraba sus virtudes en la intensidad. Pasaba a defender cada centro lateral madridista con comodidad, con un único susto cuando Cristiano en boca de gol falló tras un remate de Ramos. Una hora de partido y el Real Madrid no volvió a inquietar a Buffon.
En cambio la derrota pudo ser mayor. Otro despiste, en esta ocasión de Varane, dejó a Llorente ante Casillas. Escorado, regateó al capitán madridista pero se quedó sin espacio para marcar. Su pase atrás lo salvó la defensa madridista. Y de nuevo Llorente, que había sustituido a Morata, tuvo el gol en su cabeza en una falta lateral perfectamente puesta por Pirlo que salvó Iker. La derrota por la mínima fue el mal menor. La ‘cenicienta’ del sorteo tenía poco de princesa.