Djokovic aniquila a Federer y disputará la final de Australia

El nivel inhumano de confianza de Novak Djokovic ha raseado las rivalidades en las alturas del tenis mundial. “Esto es obsceno, Federer está completamente confundido y desconcertado”, clamaba en la ESPN una corte de locutores-entrenadores, Patrick McEnroe, Brad Gilbert y Darren Cahill, cuando el sobrenatural Djokovic de los dos primeros sets, ibasacando a tiras la piel del suntuoso tenis de Roger Federer. Con el tanteo de 6-1, 6-2, 3-6 y 6-3 que el número del mundo propinó a Federer, número tres, Djokovic se planta (tras 139 minutos) en su sexta final del Abierto de Australia, toma ventaja en la rivalidad con el suizo(23-22) e incrementa a 37-1 su cuenta de resultados desde el inicio del US Open, en agosto de 2015. La única derrota de Novak en este tramo de cinco meses no le apeó de ningún título: fue ante el propio Federer en la fase de grupos de la Masters Cup de Londres. Sólo en las semifinales del US Open en 2010 había podido firmar Djokovic otro 6-1 ante Roger. Hasta hoy.

Después de las tormentas matinales, a menos de 20 grados y con 61% de humedad,  el techo abierto del Rod Laver Arena (con el propio Laver en el palco) hacía pensar que Federer podía obtener una pequeña ventaja al no jugarse ‘indoors’, con pista y bote algo más rápidos. Pero, en el inicio del partido, Djokovic (de azul serbio, ‘plavi’) dio un baño de realidad a todo el mundo, empezando por el propio Federer, barrido en solo diez minutos con un 3-0 demoledor y 12-2 en puntos: simplemente, y como le pasa a Nadal y a cualquier ser humano, Federer carecía de medios materiales para penetrar el tenis de Djokovic, blindado y elástico a la vez, con sistema de contragolpe sin fallos a babor o estribor.

Apoyado en los golpes planos de Federer -con los que llegó a juguetear- Djokovic (“todas estas rivalidades con Roger y Rafa Nadal me han servido para crecer como jugador”, reitera el serbio) subió la velocidad media de sus tiros de campo desde los 118 km/h del resto del torneo… hasta 125 km/h. En solo 22 minutos, el serbio tomó el primer set (que se consideraba vital para Federer) con ese inusitado 6-1, 12 errores no forzados de Roger… y dos de Djokovic, un jugador de otro planeta, sin un punto débil y al que la velocidad de bola de Federer… ha dejado de causar el menor daño. Bajo la metralla de los restos de Djokovic, el asaltado Federer solo ganó 21 puntos con segundos saques (21/43, 49%), mientras el propio Djokovic subía al 66% en esa sección: 21/32. El presionado Federer solo puso en juego el 57% de primeros servicios. Y Djokovic (5/9 en puntos de rotura a favor), el 67%.

En solo 54 minutos, el partido y Federer viajaban sepultados bajo un atronador 6-1 y 6-2: exactamente el mismo marcador que había caído sobre Rafa  Nadal en la final de Doha. En el tercet set, Federer se rebeló ante el alud serbio que amenazaba con devorarle vivo, salió de las cuerdas con hermosos ataques a la desesperada… y en el sexto juego, gracias a ese asalto, Roger se procuró sus cuatro primeros puntos de rotura. Aprovechó el cuarto (única rotura a favor, 1/4)… y pasó a servirse el set en el noveno juego: 6-3. En ese momento, y con la temperatura cuesta abajo, la organización decidió cerrar el techo del Rod Laver Arena como ‘medida de precaución’. La cuarta y última manga para Federer en Melbourne fue a la par de los servicios, hasta que, con 4-3 para Djokovic y servicio de Federer, un ‘passing’ del serbio halló la ayuda de la cinta (ahí, Mirka Federer cerró los ojos en desesperación… y Federer no tuvo otra opción que caer con las botas puestas en su subida a la red número 38 (ganó 22). El grado de sometimiento del lujoso tenis de Federer se delata en los escasos13 errores no forzados que cometió Djokovic… por los 40 en que incurrió el propio Roger. El mismo Djokovic admitió que los dos primeros sets fueron increíbles. ‘Obscenos’, como se diga. De otra galaxia o dimensión, no de este planeta.

 

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