Ego – Fárragos

Opinión No.48viernes10 de marzode 2017

Por Marisú Ramírez

“Si no levantas los ojos, creerás que eres el punto más alto”.

Antonio Porchia

Sumergidos en la rutina, nos da flojera pensar y más si se trata de pensar de manera diferente a la habitual. Tal vez el ego ni siquiera permitirá leer estas palabras.

Es cierto, el cúmulo de acontecimientos, nos arrastra, golpea y a muchos nos destroza; la mayoría de las veces es culpa de la inercia. Cada uno de nosotros obtenemos día con día nuestra ración. Es un círculo vicioso, estancados no avanzamos, nuestro ego nos mantiene paralizados.

Ni que decir de actuar, eso es para los “otros” los gobernantes, los burócratas, los maestros, los empleados, para el que nos sirve. Nada es nuestra responsabilidad. Cómodamente instalados en nuestras respectivas zonas de confort, observamos y juzgamos.

Vemos como destruyen nuestro patrimonio natural,manglares, bosques, selvas y playas; y no hacemos nada. Los humanos destruimos todo al paso, nos volvimos inermes, tiramos basura, grafiteamos, desperdiciamos. De manera desenfrenada dañamos, producimos y consumimos sin control. Nos hemos vuelto adictos.

Observemos — sólo un poco— lo que estamos tirando a la basura, libros, enciclopedias, sillas, mesas, ropa, zapatos, artículos de bebé, juguetes, etc. Objetos que bien podría alguien estar necesitando, pero todo se va en el carretón de la basura. Al paso que vamos, en un futuro no muy lejano, encontraremos ahí mismo —en los montones de basura— a las madres, a los ancianos, a los que ya no sirven, a las esposas, porque ya han pasado sus mejores años.

Construimos casas y edificios que nadie habitará, porque el precio es demasiado alto; construimos centros comerciales donde nadie comprará, la mercancía no está al alcance de los bolsillos; nos endeudamos para satisfacer el ego.

Hartos, reflexionamos sobre el sistema de justicia en el mundo. Como eco, las palabras se pronuncian y se escriben infinidad de veces, pero seguimos sin respetar las leyes — de Dios, del hombre, naturales y universales—. De qué sirve que existan leyes contra los crímenes, si seguimos asesinando, robando, extorsionando, cometiendo ilícitos de toda índole, depredando la naturaleza, consumiendo bienes innecesarios y que sólo alimentan nuestro ego.

Nuestro cerebro es altamente adictivo, si seguimos pensando, haciendo y consumiendo lo mismo, nuestra mente seguirá en la misma tónica. La conciencia utilizada por el ego se manifestará en pensamientos negativos.

Vivimos con un verdugo en la cabeza que continuamente nos ataca, castiga y nos absorbe la energía vital, lo que causa sufrimiento, infelicidad y enfermedad. Este tipo de pensamiento compulsivo es en realidad una adicción. ¿Qué es lo que caracteriza a una adicción?ya no se siente que se puede elegir detenerse.

No se requieren análisis profundos ni conclusiones inteligentes. Al servicio de la conciencia lograremos la inspiración, la intuición, la concentración y el respeto a nuestros semejantes. Wayne W. Dyer sostieneen su libro “El poder de la intención” que podemos dominar el ego en 7 pasos:

No sentirse ofendido. Lo que ofende sólo contribuye a debilitar. Si buscamos ocasiones para sentirnos ofendidos, las encontraremos. Sentirse ofendido crea la misma energía destructiva que te ofendió y que lleva al ataque, al contraataque y a la guerra.

Liberarse de la necesidad de ganar. Al ego le encanta dividir entre ganadores y perdedores. Es imposible ganar todo el tiempo. Siempre habrá alguien más rápido, más joven, más fuerte, más listo y con más suerte.

Liberarse de la necesidad de tener razón. Olvidarse de esto es como decirle al ego: “no soy tu esclavo”. Preguntarse ¿Quiero ser feliz o tener la razón?

Liberarse de la necesidad de ser superior. La verdadera nobleza no tiene nada que ver con ser mejor que los demás. Se trata de ser mejor de lo que eras antes.

Liberarse de la necesidad de tener más. Por mucho que logremos y adquiramos, el ego insistirá en que no es suficiente.

Liberarse de la necesidad de identificarnoscon nuestros logros. Liberarse de la fama. La fama no se localiza en nosotros, sino en la mente de los demás, por consiguiente, no se ejerce ningún control sobre ella. Si se preocupa demasiado por cómo nosperciben las personas, se habrá desconectado de la verdadera intención. Así funciona el ego.masryram@msn.com

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