Aprender a ser

Marisú Ramírez
He comentado en uno de mis espacios la capacidad de los seres humanos para cometer los mismos errores, sin comprender la construcción del futuro, consecuencia de las acciones de hoy.
Da la impresión que las lecciones aprendidas desde la prehistoria se repiten hoy cual círculo vicioso, de tal forma siguen ahí en nuestros comportamientos. Como ciudadanos del mundo y de una nación tan hermosa como México no lo merecen, las decisiones aquí en la nación, en este momento serán cruciales, de gran valor para la vida del país, así como del orbe.
En este sentido he señalado con total respeto y admiración la visión de mi maestro y guía, el Prof. Dr. Luong Minh Dang fundador de la Facultad de Energía Humana y Universal, cuando, con su sabiduría, característica innata expresó: aprender de una mala experiencia es una lección valiosa para que podamos evitar cometer los mismos errores, si una persona cambia es sólo por tres razones: aprendió demasiado, sufrió suficiente o se cansó de cometer los mismos errores.
La vida nacional mexicana ha otorgado diversas lecciones, unas crueles otras de felicidad al mostrar al mundo nuestras riquezas naturales, tradiciones ancestrales y capacidad para resolver conflictos, es innegable la presencia de México en foros internacionales, donde con orgullo se mira la grandeza tejida a mano por generaciones con energía permanente, nunca se ha flaqueado, no está en la naturaleza mexicana esta característica valorada y ampliamente admirada por el mundo.
En estos momentos convulsionados por las campañas, debates y futbol me parece momento interesante para demostrar lo que realmente se es; no puede superar un deporte utilizado como ideología a la decisión de construir un mejor futuro en el terreno de las decisiones electorales, no sería comprensible.
En lo individual y colectivamente los patrones de conducta demostrados no varían demasiado, parece no haberse aprendido lo suficiente aún con el sufrimiento experimentado en áreas sustantivas como la educación, la carestía, las humillaciones externas, no se puede a esto sumar una decisión equivocada.
El asunto es ¿aceptamos aprender de esas malas lecciones de vida o no? meditar al respecto solamente tendrá una respuesta, sólo con la aceptación es cuando se obtiene la sabiduría para evolucionar o permitir a las personas vinculadas por destino con nosotros y obtener la oportunidad de convertirnos en un nuevo ser humano.
Demasiados seres humanos en la actualidad son siniestros, corruptos e ingratos además de desleales, su fuerza interior es maléfica, se autodaña y lo extiende a los demás, sin embargo, los buenos los superan. He comentado que el odio ciega hasta a los más sabios; es la actitud perversa que invade y transforma el entendimiento. Podría decir que el ser humano que así actúa es un salvaje, sin principios de razón básicos. Son seres inferiores en lo mental y rapaces; afortunadamente son minoría.
Comento esto porque en estos momentos se han divido familias que se amaban, enemigos por cuestiones ideológicas, esto debe desaparecer no es nada sano el odio entre intrigas y distorsiones, México tiene mucho que construir para distraerse en nimiedades, es fundamental avanzar, no hay duda; aunque sobre el odio y la indiferencia
Mi admirado Máster Dang sostiene: “sólo el hombre puede ayudar al hombre” pero observamos el panorama internacional y lo único que vemos son amenazas, despliegues de poder, exhibición de poderío bélico, crímenes, competencia desleal, abusos, y muchas catástrofes naturales provocadas por la estupidez humana, todo ello sin contar con la más feroz de todas: la indiferencia.
En la toma de decisiones, es momento histórico valioso y se tiene la necesidad irrenunciable de ser mejores desde el rol asignado, las nuevas generaciones estarán orgullosas a corto tiempo de lo cual hoy se edifique en los sentidos deseados, las necesidades no desparecerán con una varita mágica, el camino es sinuoso habrá respuestas para enderezarlo, no tengo la menor duda. masryram@msn.com

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